Baila Conmigo ;; Spruan

;; parte cinco

— ¡Se escucha genial, Spreen! Estoy segura de que aceptarán hacer un espectáculo aquí.

Mayichi parecía cada vez más sorprendida al ver mi estadio, después de todo iba a visitarlo conforme se construía e incluso me festejó con un pequeño postre cuando lo terminé. No sabía cómo era que Mayichi podría estar tan orgullosa de mi.

— Tremenda fumada, tío... ¿Me pones en primer lugar?

Habló esta vez Carola, siendo otro de mis amigos quien me acompañaba ese día. En cambio el siempre me halagaba a base de insultos cada que veía algo hecho por mi, era divertido y en verdad alimentaba un poco mi ego.

Ambos eran buenas personas, les quiero.

— Por supuesto Carola, pero te dolera el cuello de ver hacia arriba por los fuegos artificiales.

— ¡¿También pusiste fuegos artificiales?! Dios, está de puta madre. Esto podría ser mi casa.

Carola lanzo una indirecta muy directa.

— No wacho, no puedo dejarte vivir acá.

Solo pude escuchar a Carola abuchear y a Mayichi reír. Crucé mis brazos contagiandome de esa risa y así, soltando una pequeña.

¿Y Juan?

Bueno, habían pasado ya 5 días desde lo ocurrido y ya habíamos resuelto el "problema". Ese día después de estar un rato en mi casa hablando de eso me invitó a caminar por el pueblo, acepte y terminamos entrando a un restaurante a comer una hamburguesa, su comida favorita.

Esta vez invité yo, como una disculpa y también, bueno... Quería mimarlo un poco.

Lo más genial es que yo estaba más feliz. Me había sentido más agusto y había comenzado a salir nuevamente a ambos pueblos a ver al resto de la gente con mi expresión de siempre y sin "secretos".

En realidad, incluso cuando Spreen estaba en alguna etapa de depresión y/o ansiedad mantenía su mismo rostro serio, sin embargo, el se veía así mismo en los espejos demasiado exhausto y débil. Solo podía notarse así después de mucho tiempo y fue notorio después de una semana de no hablar con Juan.

Si, Spreen no tuvo contacto con nadie durante menos de una semana. El contrato a alguien para entregar revistas y atender la pollería.

¡Pero estaba re agusto! Quizá podría sonar demasiado preocupante pero- incluso el pueblo, sabiendo como era no se preocupo demasiado. Bien, sin contar a Mayichi, Carola o Betra, incluso un poco a ElMariana... ¿Debería disculparme con ellos?

Estábamos con Juan.

Durante estos días había hablado de forma más recurrente con el, a veces le acompañaba hasta su pueblo y viceversa, era agradable tener su compañía y conversar aunque fuera de temas algo estúpidos o solo de mis negocios pero... Algo raro pasaba.