Parte 1

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Puedo ver a los tipos con cámaras y teléfonos listos para conseguir una buena fotografía que vender a un blog de chismes, periodistas que esperan en el frio de la noche, ellos están siempre en la acera frente a mi edificio esperando por más. Doy gracias al cielo por el vinilo de espejo que recubre el vidrio en la puerta principal porque sin él ellos ya habrían notado nuestra presencia. Nunca deja ser cansado tener que organizar una simple salida de casa.

Con tantos periodistas y personas que se detienen a mirar el alboroto es necesario que Jorge llame a un equipo de seguridad cada vez, aunque yo sé que a él le encanta jugar al soldadito dando órdenes para formar un perímetro seguro a mí alrededor junto a los otros ocho tipos de seguridad que siempre nos acompañan. Salir de casa a hurtadillas es algo que quedo atrás hace mucho tiempo, junto con los buenos tiempos.

El conserje del edificio parece poco impresionado por ver a una estrella pop en medio de su recepción, no es para menos si él me ha visto salir a buscar el correo en pijama unas mil veces, solo puedo dedicarle una sonrisa de disculpa por todo el alboroto que mi agente está causando mientras guía al equipo de seguridad. Jorge se toma su trabajo demasiado en serio algunas veces.

Los flashes comienzan a titilar tan pronto como la puerta del edificio de apartamentos se abre, hombres armados con cámaras empujan contra la barrea que forma el equipo de seguridad intentando hacer primeros planos de mi rostro, también gritan preguntas irrespetuosas con la finalidad de conseguir una reacción de mi parte. Jorge y su pequeño ejército los mantienen a raya para que no se acerquen mientras hago el corto trayecto hasta la camioneta aparcada en la calle. Siempre con la frente en alto y la mi mejor sonrisa coqueta adornando los labios. Tan pronto como la puerta del auto se cierra detrás de mí dejo caer la máscara, esta semana ha sido muy larga y de lo último que tengo ganas es de seguir fingiendo para una jodida cámara.

Hacer una gira es cansado, pero no tanto como prepararla, hay mucho que hacer antes de ponerse en marcha con una gira que tendrá unos noventa espectáculos. Una semana llena de ensayos finales, los últimos detalles en coreografías que deben ser perfectas en tiempo y forma, elegir los vestuarios, pasarme a revisar las pruebas de pirotecnia y revisar si el escenario será funcional en general. Cada día ha sido más cansado que el anterior y aunque sé que todo valdrá la pena, no deja de ser desgastante.

Hoy tuve una sesión para probar los vestuarios y un ensayo para tener un estimado de cuál será el estimado de los tiempos necesarios para cambiarme entre cada etapa del espectáculo, así que no fue un día especialmente cansado, esperaba llegar a casa para pasar el rato con mis mascotas. Pero WheeIn me envió un mensaje con la dirección para una fiesta, no importa que sea una superestrella con una reputación que mantener si al final del día son en aquellas mismas personas que criticaran mis comportamientos "reprobables" y juzgan mis acciones en los programas matutinos quienes organizan estos eventos, es a ellos a quienes veo haciendo cosas peores de las que yo pueda hacer en un escenario.

Lo cierto es que mi razón para rondar esas fiestas de dudosa índole, llenas de personas poderosas que no deberían estar ahí porque su reputación se iría en en picada con una sola fotografía, es solo esa mujer que no puedo sacar de mi mente desde hace casi una década. Yo sé que los lugares donde podré encontrarla es donde haya música, dinero, sustancias ilícitas y lo que algunos pueden considerar un buen ambiente, siempre buscando la posibilidad de conseguir un contrato multimillonario firmado por un empresario ebrio que estará demasiado avergonzado de explicarle a sus abogados como es que lo firmaron fuera de los horarios de oficina, allí es donde la encontraré a ella.

Las fiestas de los ricos y famosos de esta ciudad son siempre en lugares lujosos y escondidos a plena vista de todo el mundo, para no levantar sospechas de la prensa, ni causar la indignación que pueda causar ver a un cineasta de renombre beber un chupito de tequila directo del ombligo de una Drag Queen. Por supuesto que a muchos como yo no nos importa tener un perfil bajo al respecto y es por eso que salí de mi casa usando solo un Body blanco que más bien parece un traje de baño, una cazadora de cuero azul con detalles dorados hechos para reflejar los flashes de las cámaras y un par botas de tacón alto que hacen juego con los detalles de la cazadora, a la mierda con la prudencia de los cobardes.

El automóvil entra al estacionamiento subterráneo de un edificio moderno en el centro de la ciudad, me sorprende como nadie en los bares de la concurrida calle ha notado la afluencia de automóviles extravagantes en el sitio, mi chofer se baja para abrir la puerta y dejarme bajar. Ignoro la mirada de desaprobación que Jorge me sigue lanzando mientras le envió un mensaje de texto a WheeIn para avisarle que ya estoy aquí.

—Llámame si algo pasa, estaré en un bar calle abajo, el auto se queda aquí a tu disposición -dice Jorge abriendo su propia puerta.

Lo veo caminar de vuelta a la entrada del estacionamiento junto a uno de los nuevos guardias, seguramente las personas van a reconocerlo por todo el tiempo que ha pasado a mi lado, pero él sabe cuidarse y cuidarme lo suficientemente bien como para no preocuparme. Hago esperar al chofer, o guardia, tomándome un poco de tiempo para retocar mi maquillaje en un pequeño espejo antes de por fin bajar y despedirme de él sabiendo bien cuál es el procedimiento para estas situaciones.

En este tipo de fiestas te hacen entrar por una puerta de servicio para que los residentes no puedan ver quien va o viene, en esta ocasión hay un hombre de traje que no pasa para nada desapercibido junto al ascensor de servicio así que entro siendo seguida por él y solo asiente a modo de saludo antes de introducir una clave en el panel del ascensor que lleva a los pent-house del edificio. Me pregunto si alguien diseñó esto pensando en que sería requerido de esta forma, no creo que todos los edificios de condominios tengan ascensores de servicio conectados a sus mejores alojamientos. Cuando las puertas de metal están por cerrarse una mano las detiene y otro tipo de traje llega acompañando a un chico que conozco bien, pero ninguno hace señales de reconocimiento, no me es inusual encontrar a colegas después de todo.

Salimos del elevador siguiendo nuestros propios caminos por el departamento apenas iluminado gracias a las luces de neón, hay un desagradable olor a cigarrillo en el ambiente y alcanzo a percibir una mezcla de perfumes caros que se entremezclan de una forma horrible, eso sin mencionar el olor a hierba que me abofetea tan pronto como las puertas del ascensor se abren. Veo muchas caras conocidas que me sonríen mientras avanzo entre la multitud, pero no me detengo a charlar con nadie porque las personas que están aquí no son las mismas que suelo saludar casualmente una o dos veces al año allá afuera y eso me incomoda hasta cierto punto, yo misma no soy esa persona que ellos creen conocer.

Hay una vibra ebria y relajada en todo el mundo, muchos de ellos son los hijos pródigos del país, si tan solo el mundo nos viera ahora. "El Retrato de Dorian Gray" de Oscar Wilde siempre ha sido mi libro favorito y en momentos como este no puedo evitar preguntarme que es lo que sucedería si todos tuviésemos un retrato igual al que tenía el protagonista ¿Nos gustaría lo que viéramos en él?

Logro verla después de haber dado unas cuantas vueltas por el departamento e incluso haber conseguido un trago de la barra bien surtida que mi desconocido anfitrión dejó a disposición de todos, para este punto no tengo idea de donde está WheeIn, pero apostaría por una de las habitaciones a donde la silenciosa seguridad dirige a las parejas que comienzan a montar espectáculos demasiado vulgares. Me acerco a la esquina medio escondida donde ella esta sentada en un sillón de blanco de cuero que luce cómodo como el infierno. Su cuerpo cubierto solo por un pantalón de tiro bajo que deja ver el borde de sus Calvin Klein y un top cubierto con un pullover, dejando ver su silueta bien marcada al igual que sus abdominales. Las botas me matan así que me dejo caer a su lado con cuidado de no derramar mi trago sobre ella, no parece sorprendida de verme allí.

—Siempre sabes dónde encontrarme.

Sus pupilas ya están dilatadas así que veo la mesa frente a ella, hay restos de polvo blanco junto a la tarjeta de crédito que seguramente terminará perdiendo esta noche, la recojo para meterla en su bolsillo derecho.

—No deberías tocar, cariño, no frente a todos —susurra en mi oído antes de que pueda alejarme.

Detrás de su mirada hay una tristeza que no la deja nunca pero jamás sé que hacer para quitarla además de quedarme tanto como me deje.

—Te ves como la mierda, cielo —digo tomando un trago de mi vaso.

Solo se ríe, perdida en lo que sea que le cause aquella basura que no puede dejar, con ojos oscuros y nariz roja se arrastra por el sillón hasta subirse a mi regazo para mi trago y vaciarlo de golpe antes de devorar mis labios en un beso para nada suave con sabor a cigarrillo, alcohol y cereza. Ella está perdida, pero yo estoy pérdida por ella.


SUPERMODELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora