Hinata.
Siempre dicen que la navidad es el mejor momento del año, en dónde todas las familias se reúnen y pasan sus mejores momentos juntos.
Pero, ¿qué pasan con aquellos que no tienen a nadie con quienes compartirlas?
Si te encuentras solo en este mundo.
Así como me encuentro yo.
Sola en la frialdad de mi departamento, yo aquí, sin nadie con quien pasar la víspera de navidad.
Mientras que mis manos tiemblan por tener que tomar una decisión.
Una, que no solo me afectará a mí, sino que a la personita que llevo en mi vientre.
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.Flash Back:
De niña amaba la navidad, era la mejor época del año para pasarla en familia.
Mi familia nunca fue numerosa, pero los que estábamos siempre la pasábamos juntos, éramos pocos pero unidos.
Mi madre; el pilar de la casa, esa mujer fuerte y guerrera que siempre mantenía el orden en nuestro hogar.
Mi padre; el que nos regañaba cada ves que hacíamos alguna travesura o comíamos demasiadas golosinas.
Y mi hermanita; ese rayito de luz que iluminaba nuestras vidas, esa pequeña bailarina que daba saltitos cada ves que se encontraba feliz.
Mientras que por otro lado me encontraba yo; quienes los amaba con locura.
Lo recuerdo como si fuera ayer.
Cuando tenía quince años; justamente fue un 25 de diciembre en dónde perdí a mi familia.
Estábamos saliendo de un restaurante luego de haber senado en la calle para celebrar las fechas navideñas.
Todo iba bien, o eso era lo que parecía.
Íbamos todos caminado tomados de las manos; lo tengo tan fresco en mi memoria.
Todos reíamos, mientras que nuestra madre nos contaba una historia que le pasó en su trabajo.
Estábamos tan felices.
Pero de repente todo pareció derrumbarse.
Unos hombres aparecieron y arrojaron a mi hermana y a mi al suelo.
Nuestros padres trataron de protegernos, de ayudarnos.
Mi padre se enfrentó a él que parecía ser el líder de la banda, todo vestían de negro y se cubrían sus rostros con pasamontañas.
No sé que fue lo que pasó, lo que si sé es que mi padre cayó al suelo mientras que de su garganta escurría la sangre de color carmesí.
Mi madre grito tan fuerte, que provocó que mi hermana llorara a todo pulmón y por ello me arrastre hacía a ella y la abrase tratando de calmarla viendo toda la situación con lágrimas en mis ojos.
Lo único que podía escuchar por sobre el llanto y los gritos de mi madre, era...
«Denme todo lo que tengan.»
«Denme todo lo que tengan.»
Cerré los ojos con fuerza por algunos segundos, y luego sentí como me separaban bruscamente de mi hermana.
Ahora la que gritaba era yo.
«Suéltala, suéltala, por favor.»
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No es lo que quiero, quiero más.
FanfictionNo es lo que quiero, quiero más, mucho más. Yo... Lo quiero todo.