Cuarto Capítulo.

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Itachi.

Luego de medio hora de buscar a mi hijo por fin lo encuentro parado en medio de unos árboles mientras que en sus manos tenía una tarjeta con quien sabe que cosas escritas.

—¡Tachi! ¿Dónde estabas? Me habías asustado, ¿por qué no me habías respondido el celular? ¿Sabes cuántas veces te llamé? —Lo regaño pero aún así él parece perdido, desorientado.—

—Ella... Ella dijo que sí. —susurra pero no lo entiendo, no se a que se refiere, o mejor dicho, a quién se refiere.—

—¿De qué hablas? ¿Qué dice ese papel que tienes en las manos?

—Yo hablé con la señora Hinata...

—¿Cómo...? ¿Dónde está ella? —no lo puedo creer, ella está aquí.—

—Ya se fueron, me dió está tarjeta diciéndome que si queríamos conocer a mi hermana debíamos ir a este restaurante. —me dice y yo inmediatamente le arrebato el papel que tiene en las manos, viendo que en el se encuentra la dirección y la hora en dónde se supone que ellas estarán.—

—¿Y...? ¿Qué más te dijo?

—Se acordó de mí, dice que soy igual que tú.

—Ella preguntó por... —pero mi pregunta queda en el aire, ya que mi hijo me interrumpe sin dejarme terminar si quiera.—

—Ella está casada papá. —la seriedad con la que lo dice me hace entender que él ya sabía lo que estaba apunto de preguntarle. Si ella había preguntado por mí.—

—¿Cómo qué casada? —no lo creo, ella de verdad rehizo su vida como si yo no hubiera formado parte de la suya, tanto como ella de la mía.—

—Como lo escuchas, ella tiene una familia. Dos niños y un esposo, tú no tienes cabida en su vida más que para ver a mi hermana.

—¿Por qué me dices todo esto? —le digo con incredulidad.—

—Porque te conozco y sé que tú todavía tenías la esperanza de volver con ella. Pero eso no es así y tampoco pasará. Las cosas como son papá, ya la perdiste. Hace años que lo hiciste. —las palabras de mi hijo son más fuertes que un golpe, yo de verdad sabía que la había perdido, pero la esperanza aún seguía presente en mí y de ella había estado viviendo estos años.—

Decido cambiar el tema, esto no es nada agradable y mucho menos para mí persona.

—Vámonos, tenemos que ir a casa a terminar de desempacar.

Mi hijo asiente más no dice nada.

En el carro ya estando sentados, yo en el volante y él en el asiento del copiloto es que él rompe el silencio.

—Iremos, ¿cierto? —noto cierto temor en su voz.—

—Las he estado buscando desde hace años ¿y crees que no iremos en el momento en el que las hemos hallado? —le comento con diversión.—

—Sé que fue una pregunta tonta, pero es que pensé que porque la señora Hinata se encontrará casada a ti ya no te interesará el conocer a Hanabi, mi hermana.

—Yo las busque a ambas, no solo a una de ellas. Así que no tengas miedo, iremos a verlas nuevamente.

—Verla papá. Solo veremos a mi hermana... Ya sabes lo que te dije sobre su madre.

—Lo sé, Tachi. Lo sé.

Los dias fueron pasando, hasta que al fin. Llegó el día que tanto habíamos esperado.

No es lo que quiero, quiero más.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora