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Por culpa de las lesiones, Hinata pasó la mayor parte del campamento con descanso y rehabilitación o eso es lo q quería q pensaran los profesores, por q en cuanto terminaban iban al gimnasio q no se utilizaba nadie, Casi siempre iban, Kuroo, Bokuto, Tsukishima, Oikawa y Akashi, con lo cual hacían unos cuantos set de tres contra tres, lo cual lo hacía muy feliz.

El campamento terminó e Hinata estaba nervioso, al pensar en lo que le depararía en casa, pero Oikawa prometió ayudar a solucionarlo y en cuanto llegaron se dirigieron todos a la casa del pelinaranja y la policía como invitados especiales😎.

Tocaron al timbre y se escuchó como alguien iba quitando el cerrojo y mientras abría la puerta, formulaba un par de palabras con un tono que intimidaba a los presentes un poco.

-Ya estás aquí?- sonrió desde el interior de la casa sin terminar de abrir la puerta.

-Si, pero tu te vas.- le contesto si ver su figura, la puerta permanecía entornada, en cuanto fue abierta los policías irrumpieron y amarraron al señor para q no realizara ningún movimiento.

-¡QUÉ CREES QUE HACES!!- intento deshacerse de las esposas.

-¡NO ES OBVIO! salvar mi vida, la de mamá y la de Natsu.-

-OH! pues entonces querría darte un regalito de despedida, y yo que tu querría verlo pronto.- mostro una sonrisa maquiavélica.

Hinata se figuraba a que se refería y rápidamente tanto como le dieron sus piernas entró en la casa para esperar lo peor que se podría imaginar, no las encontraba y salió con una cara de estar muy cabreado con todo y todos.

-¿DÓNDE ESTÁN MALDITO?!- grito desesperado lleno de enojo.

-Oh vamos, pensaba que lo sabrías, no recuerdas tu sala favorita?- respondió desde la puerta trasera del coche de picia mientras entraba.

-Oikawa, llama a una ambulancia, corre!!!-

-¡Voy!- Tōru no entendía porque pero lo hizo igualmente, ahora no es momento de preguntar.

Hinata corrió al sótano para ver una imagen que nunca nadie querría ver en su miserable vida. En el suelo se encontraban los cuerpos de su madre y hermana, corrió para comprobar si todavía respiraban, pero no se escuchó ningún latido. No podía más el dolor que le inundaba ahora era demasiado grande para él, soltó el mayor grito de dolor que nadie podría soportar, uno q seguramente desgarra su garganta e hizo escocer, mientras se mezclaba con grandes goterones salados.

Al escuchar eso todos se estremecieron pero ninguno supo como reaccionar, Oikawa salió del trance y se dirigió a la ubicación del pequeño para ver q le pasaba, al abrir la puerta lo entendió todo, encontró a Hinata en el suelo, con manos y camisa manchadas de sangre con uno de esta sustancia que recorría varias zonas de la habitación, Hinata se encontraba con la cabeza agachada en el cuerpo de su madre sin parar de llorar.

Oikawa no quiso hablar esta situación le sobrepasaba hasta a el, solo se agacho al lado del pequeño y empezó a acariciar su cabello, este movimiento permaneció durante unos minutos hasta que entraron unas personas que por los uniformes daban a entender que eran de emergencias. Oikawa tuvo que apartar a Hinata a la fuerza para que estos pudieran llevar los cuerpos hasta las camillas y poner sus respectivos velos para tapar los cuerpos.

Cuando salieron pudieron ver a Hinata manchado de sangre pues todos se preguntaban donde estaban o q había pasado el entrenador iba a preguntar pero tras ellos se encontraba los médicos con las dos camillas y no quiso preguntar para no hacer recordar la imagen al pobre Hinata q todavía seguía con la cabeza gacha y lágrimas cayendo.

-Ahora qué voy ha hacer -Pudo formular entre sollozos muy bajito.

-¿Qué quieres hacer? es la única pregunta que tienes que decir-

El error fue cegarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora