dos.

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El director había organizado una reunión urgente con la gente del comité estudiantil y los presidentes de todos los clubes artísticos.

—Seguramente, te dirá que día nos toca en el festival —dijo Yangyang mientras cerraba la puerta de su casillero.

—O peor aún, que no tenemos ningún día.

—Gracias por tu positivismo, Chenle —el moreno tenía las esperanzas de participar en el festival—. Bien, ya debo irme.

—Suerte.

—Cuéntanos que onda luego —le dijo el menor.

Al entrar por la puerta, notó que estaba Mark Lee, lo cual era algo extraño, casi nunca era llamado a ese tipo de reuniones.

Pasados los minutos, el director explicó el verdadero motivo de tal reunión, había surgido cierto cambios en la agenda del festival, la apertura que haría el coro de la escuela no podría ser, por cierta jugarreta idiota causada por el idiota de Mark, el presidente del coro estaba bastante enojado y al igual que todos, exigía un castigo para él, todos querían justicia ante su infantil acto, de lo cual luego, el moreno se arrepintió al ver que el director tomó su decisión final.

—Bien, tengo una idea y quizás sea mi decisión definitiva —todos callaron, esperando a saber la devolución del hombre—. El equipo de basquetbol se encargará de pagar unos nuevos uniformes para las personas del coro.

—Pero no llegaremos con el tiempo —interfirió Renjun.

—Lo sé, así que haremos esto; la apertura la hará el club de baile, ellos prepararán un número, luego será el partido de basquetbol, para el último día, las porristas harán su rutina y se encargarán de terminar la semana y el festival junto al coro, con el coro cerrando todo, tendremos más tiempo hasta obtener los nuevos trajes —todos estaban procesando los cambios impuestos por su superior—. Y una cosa más, como Mark Lee fue el autor de toda esa jugarreta y como es el líder, él se encargará de participar en la apertura junto al club de baile; así como puede jugar un partido y hacer sus travesuras de niño pequeño, también puede jugar un partido y preparar un número junto a sus compañeros.

—¡¿Qué?! —Lee se levantó de su sitio, no iba a permitir tal cosa.

...

—¿Por qué debo hacer eso? Póngame otro castigo, por favor —suplicó el canadiense.

El director seguía haciendo sus cosas desde su escritorio, escuchando al menor, pero no mirándolo. Aunque era obvio que el hombre no iba a cambiar de decisión, más aún sabiendo que su alumno no quería participar de aquel número, ahora si parecía un castigo.

—Puedo limpiar todas las aulas, o hasta limpiar todo el gimnasio, cualquier otra cosa-

—¿Ya terminaste? —interrumpió el hombre, esta vez mirando al joven, quien quiso volver a hablar, pero nuevamente no se lo permitió—. Mark Lee, tú decides, participas en la apertura o no juegas en el próximo partido, piensa que eso no solo te afectará a ti, sino también a tus compañeros.

Eso fue una estaca en el corazón de Mark, no quería ser suspendido de un partido, menos siendo el líder del equipo, ¿qué tal si por esa estupidez perdía su posición?

Sin decir nada, salió resignado de la oficina del director, ya no tenía escapatoria de todo esto. Con pesadez caminó hasta el aula multiuso donde practicaba aquel grupo, entró, ganándose todas las miradas presentes.

—Llegas a tiempo, Lee —sonrió el moreno.

Se aproximó al grupo y se obligó a sí mismo —por su propio bien— a escuchar lo que el menor explicaba.

—Esto es un momento importante para nosotros, haremos la apertura, por lo que debemos dar todo de nosotros. Hablé con el director y me dio algunas ideas para armar el número —la sonrisa no se esfumaba del rostro de aquel chico—, me pidió que Mark realmente participe como si fuera un miembro más, por lo que los dos empezaremos con un pequeño número, luego todo el grupo se dividirá en dos, cada grupo armará su número y al final crearemos juntos un pequeño número para terminar todos juntos, ¿qué les parece?

Ninguno estaba en desacuerdo, el grupo entero apoyaba la idea de Donghyuck, a excepción de Mark, que no quería ser el primero en bailar y además solo, si bien estaría junto al moreno, pero no habría nadie más, no podría esconderse detrás de nadie, sería la burla de toda la escuela.

Su mente procesaba una y otra vez aquellas palabras del menor, no notó cuando todos se retiraron del lugar, quedando únicamente con el líder del grupo.

—Te vi jugar, eres bueno. Si así juegas, ya me imagino como bailarás —elogió Donghyuck, en lo que iba guardando algunas de sus cosas en el bolso.

—Yo no bailo, niño.

—No me digas niño, tenemos la misma edad —sonó serio—. No te acomplejes, bailar es casi igual que jugar basquetbol; te mueves, eso es todo.

El canadiense quiso refutar eso, pero el moreno simplemente tomó su bolso, le dedicó una sonrisa y salió por la puerta.

—Oh, te espero mañana para comenzar a practicar, creo que tengo un número perfecto para ti —asomó su cabeza por la entrada y luego desapareció, nuevamente.

—Eres un maldito idiota, Mark Lee —susurró para sí mismo.






































𝘐 𝘋𝘰𝘯'𝘵 𝘋𝘢𝘯𝘤𝘦 ─ 𝙈𝘼𝙍𝙆𝙃𝙔𝙐𝘾𝙆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora