first and last 🖇️

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Aquino estaba emocionado, tenía noticias, al fin había llegado un paquete que había pedido hace varios meses junto a su mejor amigo, sin siquiera abrir la caja había tomado su teléfono e intentado enviar al menos veinte mensajes a Duxo, aunque esos mensajes ni siquiera habían sido leídos.

Algo desesperado por recibir una respuesta se levantó de la cama y comenzó a buscar las llaves que había recibido de parte de su amigo, después de todo eran muy cercanos y había confianza suficiente para recibir algo así.

Tomó el paquete recién llegado y abrió la puerta de su departamento rápidamente, prácticamente comenzó a correr hasta la casa de su amigo, después de unos minutos ya estaba ahí, algo cansado pero logró llegar.

Como si fuera su propia casa entró, intentando no hacer mucho ruido, quería sorprender a su amigo, después de todo era algo que habían estado esperando por tanto tiempo, así que seguramente Duxo también estaría emocionado.

Comenzó a caminar al rededor de la casa, dejando la caja en alguna parte de la casa. Era algo raro, su amigo no estaba tirado en el sillón o comiendo algo en la cocina, ni siquiera estaba tomando una ducha o mirando la televisión.

Después de buscarlo solo quedaba entrar a su habitación, era su mejor amigo, podía entrar como si nada, tal vez su amigo solo estaba descansando. Corrió hasta llegar frente a una puerta de madera que tenía algunas imágenes pegadas.

No se molestó en tocar la puerta, giró la manija y abrió la puerta rápidamente, llamando el nombre de su amigo, aunque apenas y pudo pronunciarlo al apreciar la imagen que tenía frente suyo.

El chico de cabello negro se encontraba con sus lentes mal colocados en su cara, sin ninguna prenda de vestir sobre su cuerpo y su rostro completamente rojo. Sus piernas levemente flexionadas y abiertas dejando ver su intimidad ya algo estimulada y de un color rosado que combinaba con sus pezones. Y sus labios daban la impresión de tener un gemido a medio salir de su garganta.

En pocos segundos sus miradas conectaron y Duxo simplemente pudo gritar con molestia –¡TOCA LA MALDITA PUERTA ANTES DE ENTRAR!– Aquino hizo lo posible por mirar a otra parte, intentando ocultar una erección que comenzaba a formarse entre sus piernas. Pero para Duxo era obvio lo que su acompañante intentaba ocultarle.

—Lo siento, puedo irme si me lo pides- no quiero molestar más— pronunció Aquino con vergüenza, después de todo estaba consciente de que para Duxo probablemente sería vergonzoso que lo viera así, por unos segundos la habitación se quedó en silencio por varios segundos que en la mente de el castaño parecían horas, hasta que el chico de cabello oscuro se atrevió a hablar.

—Tal vez- me gustaría que me ayudaras un poco..— Duxo dió una mirada a su propia entrepierna y después miró la de su amigo, claro, la situación era vergonzosa para ambos, pero Duxo no podía pensar claramente, prácticamente estaba pensando con la vagina, era obvio que ya estaba bastante caliente y sólo quería algo de atención de parte de cualquier persona.

La cara de Aquino estaba para fotografía, estaba sorprendido pero también se encontraba caliente a más no poder y su amigo no se veía nada mal para él. Era una situación que probablemente no se repetiría y debía aprovecharlo —Claro! Bueno- siempre estoy para ayudar a un amigo!— sonrió con picardía mientras se acercaba lentamente a la cama de el otro hasta quedar frente a él.

En ese momento la diferencia de altura era algo divertida, probablemente sería porque Duxo se encontraba sentado en la cama mientras Aquino se encontraba de pie. Duxo no era un experto y no tenía mucha idea de lo que debía hacer, pero al menos su intimidad ya estaba bastante estimulada y húmeda, probablemente eso haría más fácil el trabajo.

Mientras tanto Aquino intentaba esconder que no se había imaginado en una situación así al menos cien veces antes. Con algo de vergüenza intentó acomodarse sobre su amigo, tomándolo de las mejillas y depositando un beso en sus labios rápidamente. Era obvio que los dos estaban desesperados en ese punto.

El de cabello castaño no se esforzaba ni un poco en ser cuidadoso con el de cabello oscuro, tomando uno de sus pechos y apretandolo hasta dejar marcas rojas donde sus dedos pasaron mientras volvía a besarlo. Duxo no se quejaba, de sus labios incluso salían leves gemidos con cada pequeño contacto que tenía con el cuerpo contrario.

Las manos de Aquino tocaron sin mucha delicadeza cada parte de el cuerpo de su amigo, dejando algunas marcas rojas que se irían en un tiempo de la piel ajena. Siguió tocando hasta que una de sus manos bajaron a la entrepierna de el otro, sintiendo una cálida humedad contra sus dedos.

No podía más, rápidamente se separó de su amigo y comenzó a quitarse los pantalones junto a los boxers, dejando que el frío viento de la habitación chocara con su erección, la cara de Duxo se puso roja una vez más, tal vez el castaño tenía una extensión de un tamaño bastante promedio, pero el azabache podía asegurar que esa cosa no entraría.

Mientras en la mente de el azabache ocurrían mil cosas, Aquino comenzó a masturbarse levemente para después alinearse con la entrada de el contrario moviéndose de atrás hacia adelante algunas veces hasta que logró meter la punta, sacándole un sonido de sorpresa y de terror al azabache.

—Aquinito- estoy casi seguro de que esa cosa no va a entrar más— Aunque el comentario de Duxo había sido bastante sincero, lo único que logró fue sacarle una carcajada al castaño, le dió una nalgada a su amigo y terminó de meter lo que quedaba de su erección de golpe.

Lo único que se escuchó fue algo parecido a un gemido o tal vez a un grito salir de el azabache. Sus lentes apenas estaban sobre la punta de su nariz mientras comenzaba a recibir embestidas que golpeaban con fuerza el fondo de su intimidad, dejando salir sonidos húmedos que avergonzaban a Duxo mientras Aquino parecía disfrutar cada sonido.

Los gemidos no tardaron en salir de los labios de el azabache, no eran demasiado fuertes en un principio, pero aumentaron conforme las embestidas se hacían más fuertes. Apenas podía mantener sus piernas en su lugar sin que comenzaran a temblar como si no hubiera un mañana.

El interior de Duxo comenzaba a apretar la erección de el castaño, era algo leve pero sólo hacía que Aquino se desesperara cada vez más y fuera más rápido, prácticamente haciendo que Duxo soltara gritos que sonaban por todo su hogar.

Claro que el castaño se sentía increíble solo con estar dentro de su amigo, pero también quería hacerlo sentir bien, así que comenzó a bajar su mano hasta la intimidad contraria, tocando su clit y jugueteando con él, haciendo que el azabache temblara y con desesperación rogara por más, Aquino no podía negarse a darle más atención.

Después de unos minutos así, con Aquino tocando al chico debajo suyo como quisiera logró hacerlo tener un orgasmo que los mojó a ambos y después de unas cuantas embestidas, sin siquiera preguntar terminó dentro de el azabache.

—Lo siento Duxo, no tenía condones— Soltó una risilla mientras miraba a su amigo y se separaba de él comenzando a buscar su ropa como si nada, si, estaba cansado pero lo más importante en ese momento era vestirse.

Mientras tanto Duxo se encontraba tirado en su cama temblando y con su intimidad escurriendo el líquido blanco hasta manchar sus sábanas. Estuvo así por varios minutos hasta quedarse dormido, estaba realmente cansado.

Al terminar de vestirse, Aquino se recostó junto al azabache y lo abrazó hasta que se quedó dormido al suyo, tal vez no había sido la velada más romántica pero se la habían pasado bien.

🧈
fin 𔘓

¡toca la puerta! 🗯️ duxino 𔘓 one shot ¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora