Prólogo

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Nuevamente no hay nada más que oscuridad y desesperación

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Nuevamente no hay nada más que oscuridad y desesperación. Es incapaz de identificar si la humedad que corre por su rostro es sudor, sangre o simples lágrimas derramadas ante la agobiante situación que lo rodea; lo que sí puede identificar es el característico ardor de sus piernas ante el esfuerzo de correr por lo que parecían ser horas. Su omega gimotea al sentirse amenazado pero ni siquiera tiene tiempo de consolarlo.

Jadea con pesadez, porque no hay suficiente aire a su alrededor y aun así no puede detenerse, si se detiene las cosas se pondrán peor como en las películas de terror. No recuerda como inició todo, solo que en un momento la sensación de calidez que lo envolvía desapareció completamente para ser reemplazada por una carrera por salvar su vida, siendo perseguido por una persona sin rostro, sintiendo que moriría si se detenía.

Entonces una mano grande y callosa lo sostiene con fuerza por el brazo y es zarandeado con fuerza antes de ser arrojado sobre una superficie dura y fría que lo hace temblar. Sabe que tiene los ojos abiertos pero ni siquiera puede ver sus propias manos frente a él. No tiene tiempo de hablar, una puerta es cerrada justo cerca de su oído, el ruido es tan fuerte que el zumbido persiste por tanto tiempo que bien podrían haber sido horas, pero ha sido tan solo un par de segundos.

—Te quedarás ahí, donde nadie pueda verte u oírte y no saldrás hasta que yo te lo diga. Dios quiera que los Varnhey vean a un monstruo como tú rondando la casa. ¡Y más te vale mantener ese asqueroso olor tuyo a raya o no vivirás para contar este día!

Esa era una voz que no escuchaba hace muchos años. Siente que respirar se hace cada vez más complicado, el oxígeno no llega correctamente a sus pulmones y las palpitaciones frenéticas de su corazón oscilan dentro de su pecho tan violentamente llenando así el horrible silencio que lo rodea luego de aquellas crueles palabras que nunca pensó volver a escuchar. Jadea tan silenciosamente en busca de aire e intenta gritar pero no puede, no encuentra su propia voz. Sus dedos duelen allí donde sus uñas arañan con desesperación contra la dura madera y sus pulsaciones continúan acelerándose a cada segundo que trascurre, se vuelve tan híper consciente de todo a su alrededor que incluso la calidez de la sangre circulando por su torrente sanguíneo parece quemarlo desde adentro.

Ahora sabe que esto es un sueño, una pesadilla, su tío Vernon no podía estar ahí. No podía volver a castigarlo, nunca podría volver a tratarlo como si fuera un animal que solo tenía derecho a estar enjaulado.

Y aun cuando es consciente de ello, ¿por qué no puede despertar?, ¿por qué se siente tan real? Era como la calidez del verano proyectándose sobre su piel o el aroma de las flores durante la primavera; sin embargo, ahora que se había dado cuenta que no era real, ¿por qué sigue atrapado en él? Cierra los ojos con fuerza, deseando desesperadamente despertar en su cama o encontrarse con las sonrisas de Ron y Ginny antes de irse a dormir «Que tengas una buena noche. Nos vemos mañana», diría la menor y él creería en sus palabras; pero cuando abre sus ojos… la oscuridad sigue ahí, continua consumiéndolo y arrastrándolo al abismo sin fin.

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