LOS SECRETOS DEL MAR
Unos días antes de la batalla, en Wismunth, las paredes del castillo del Mar veían a dos reyes mirándose frente a frente.
Arno con una copa de vino en la mano la agitaba mirando a Fausto – es algo bastante increíble, el bastardo más pequeño de Lord Morias se convirtió en rey –
- bien te debo un favor, por eso, que quiere que haga el piadoso rey de Coral – que voz tan fría era la del bastardo, el hombre que se hizo rey por una semilla de melón.
- irás a la guerra en mi contra, apoyando a Wismunth, no revelarás tu rostro hasta el final de la batalla y luego convencerás al ogro de que su reino se vuelva un estado vasallo del tuyo - para muchas personas esto sería una idiotez pues perdería una gran parte de su ejército.
- tu hijo acaso no irá a la guerra, si voy en contra de ellos, lo mataré –
- no te preocupes, tengo otros 4 hijos – el poco cariño que le tenía a su hijo era notorio, o acaso el impulso al poder era mayor que el amor a su primogénito.
Regresando al tiempo actual, en el bosque de los gigantes, muy adentro de este mismo, el príncipe Franco abrió los ojos, de todos los soldados que entraron con él solo quedaban 3, estaban completamente asustados, y todos estaban demasiado alerta.
Franco se levantó sintiendo el dolor de sus heridas, este miró a Adam Peker – ¿Qué paso? Lo último que recuerdo fue el ejército de Coral, derrotándonos –
Adam se acercó a él y con un agotamiento obvio le responde – tratamos de salvarlo, trayéndolo acá, pero nos mataron, bestias tan grandes como estos árboles, no sabemos por dónde entramos y no sabemos por donde poder salir – había una clara frustración en la cara de Adam, pero aun así no habían abandonado al príncipe, ahora estaban perdidos en el lugar más peligroso del continente.
Robert suspira mirando su brazo, ahora amputado – es que hicimos algo mal, ¿Por qué tengo que recibir este castigo tan grande? – se notaba la gran frustración en sus palabras, su ejército mellado y su cuerpo dañado, mostraba la gran pérdida.
Camel se acerca a él dándole una cachetada – cállate, acaso eres un cobarde o un niño, eres mi hermano mayor, así que déjate de idioteces aún tenemos un plan, solo que será más complicado –
Robert lo mira algo asustado después del golpe, en ese mismo instante aparece Miara Cougar, Camel la acerca hasta Robert – se casará contigo y pediremos ayuda al ejercito de Clain, las espadas de la guerra nos ayudarán a entrar –
Robert enojado mira a su pequeño hermano tratando de golpearlo, pero al acercarse él lo tiró al suelo – deja de hacer niñerías, no te comportes como un príncipe caprichoso, el sacerdote Alfred Grathell vendrá mañana, prepárate, conócela hoy – al decir eso Camel salió de la tienda dejándolos solos.
Miara mira el brazo de Robert y con algo de curiosidad pregunta – ¿fue en el campo de batalla? –
Robert asiente algo deprimido – perdí la mano de la espada, ahora como podré pelear – Miara se acerca a su brazo y lo acaricia – no tengas miedo, en mi país, normalmente la gente que recibe heridas en la pelea se considera peleadores con experiencia y por lo general se le dan halagos, por algo somos el país de la guerra, seguro aprenderás a usar la izquierda –
Robert sonriendo la mira – puedo preguntarte algo sin ofenderte ¿estás a favor de esta unión? no sé nada de ti y tu nada de mi – Miara con una sonrisa más que amable y cariñosa le responde – no sé nada de ti, pero me dijeron que eras un gran príncipe, además ahora que estemos casados tendremos todo el tiempo del mundo para conocernos, a pesar de que no fue nuestra decisión, podemos tratar de llevarla con la mejor cara, verdad ¿mi amor o esposo, cual prefieres que te diga? – increíblemente una pequeña sonrisa juguetona salió del príncipe, algo tan poco desde que perdió su brazo que el mismo sintió la extrañeza de esta .
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Los Ocho Reinos
FantasyEn un lugar lejano, hace tanto tiempo que ni se podría contar. 8 poderosos reinos se mantenían en constante guerra. Ocasionando que todo el continente estuviera teñido de rojo por la sangre de tantas personas muertas. Era una pesadilla, aparentement...