Cap. 10 - Golondrinas

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Déjame contarte mi historia. - Fic.

− Déjame contarte mi historia... si después de esto no quieres saber más de mí, lo entenderé.

Hinata yacía sentada frente a él, aun no quitaba la mirada de su regazo desde que el rubio comenzó su historia. Naruto vaciló unos instantes antes de aclararse la garganta, sintiendo como sus fuerzas empezaban a abandonar su cuerpo.

− Yo... yo sé que ahora es un poco tarde... - Sonrió tristemente antes de continuar. - Demasiado tarde, diría yo. Ahora tú... veo que... − Suspiró fuertemente, no quería a completar su frase pero tenía que ser fuerte, se decía. − Veo que formaste una nueva familia... noto que ahora eres feliz al lado de él y ahora... mírate. - Sentenció muy frustrado. - Serás madre y yo... yo salgo sobrando en tu vida. Y... no te culpo, a fin de cuentas fui yo quien tuvo la culpa de que las cosas se dieran de esta forma, fui yo quien no te supo valorar y no supo reconocer el amor que te tenía... no me di cuenta de lo mucho que te necesitaba... de lo mucho que te amaba... − Los ojos perlas empezaron a llenarse de lágrimas al escucharle decir esas palabras. - Creo que... lo mejor será que me vaya. - Naruto le dedicó una sonrisa melancólica, se paró de mueble de donde estaba sentado y le dio un último vistazo a la ojiperla. - Sayonara... Hinata.

Naruto caminó lentamente algunos pasos hacia la salida esperando que por lo menos ella dijera algo, pero no lo hacía, solo se quedaba llorando silenciosamente en aquel sitio.

- "Nos vemos, Hinata... Hasta nunca, cielo." - Pensó tristemente.

Hinata lo vio alejarse, todos los sucesos pasados golpearon a su mente. Aquellos recuerdos le resultaban un tanto dolorosos, pero ahora sabía de antemano lo que él pensaba, y de pronto un sinfín de emociones la invadieron por completo, haciéndola llorar aún más.

− Qué... ¿Q-Qué quieres que te diga después de todo este tiempo? - Fueron sus palabras antes de que él llegase hacia la puerta, a lo que lo hizo detenerse y voltear, pero ella no se había inmutado de su lugar, Naruto bajó la mirada. No sabía qué contestar. − ¿Acaso quieres que te diga que te amo? ¿Qué en todo este tiempo he estado esperado por ti?... ¿Acaso quieres que te diga que te eres él único en mi vida?

Los pensamientos del rubio fueron interrumpidos por los duros cuestionamientos que le hacía la ojiperla, y aunque su voz sonase quebrada a cada segundo, a él le dolían sus palabras punzocortantes que eran clavadas como estacas en su corazón. Fue entonces que Hinata lloró aún más, sintiendo que aquel nudo en la garganta empezaba a ahogarla.

− Hinata yo...

− ¡No! ¡Déjame terminar! - Exclamó con todas sus fuerzas.

Naruto calló rápidamente, sabía que cualquier insulto o reclamación se lo merecía por ser tan estúpido, a lo que opto por quedarse a escuchar más de lo que ella le diría.

− Naruto... - Susurró débilmente y pronto se paró de su lugar para correr hacia él.

Naruto, quien estaba de espaldas sintió como dos delgados y frágiles brazos lo rodeaban. Hinata estaba temblando, estaba llorando sobre su espalda mientras lo abrazaba fuertemente.

El rubio se sorprendió por tal acto, nunca se hubiese esperado a que ella lo abrazara de esa manera. Sintió su abultada panza tras su espalda y solo sonrió tristemente, pensando en que sin duda el padre de aquel pequeño sería el hombre más afortunado del mundo, al tener a una mujer tan espléndida como ella, capaz de perdonar errores tontos y estúpidos, como los que él le había ocasionado.

− Hinata...

Shhh... − Hizo aquel sonido tan despacio para que se callara y él le hizo caso. - Yo... yo tampoco he dejado de amarte. - Confesó. Naruto abrió los ojos de par en par, no pudiendo creer lo que escuchaba, pero entonces algo le vino a la mente. - N-No eh estado con nadie... de hecho no he formado ninguna familia. - Naruto se confundió y pronto se le aceleró el corazón, ¿Qué quería decirle con eso? - Tengo... cinco meses de embarazo. - El rubio no podía creer lo que le decía y si sus matemáticas no fallaban, eso significaba que... − Este hijo que espero... es tuyo Naruto. - Declaró.

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