Estudio para mi examen profesional y ceneval (para poder titularme yeii), y me hice un poco de espacio para escribir esta miniatura, tkm.
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No esperaba volver, al menos no tan pronto, tan pronto como podía ser poco más de un mes desde la última vez, pero allí estaba de vuelta.
Cuando sonó la campanilla, un alivió que no esperaba sentir le invadió, la chica de ojos azules estaba de turno, ¿o quizá de verdad era una guardiana y nunca se iba? Se preguntó divertido.
Ella captó su mueca traviesa, a lo que frunció el ceño, como si supiera que era el motivo de la misma.
—¿Puedo ayudarte en algo?—la misma pregunta, algo pasivo agresiva pero que debía ser su frase por default con todos los clientes.
—Estoy buscando flores—espetó, a lo que la chica de ojos azules se quedó viéndolo, generando una especie de silencio incómodo. Inosuke se hubiera sentido tonto, de no ser porque no se dio cuenta en el momento de que era obvio que ese era el motivo por el que estaba allí en primer lugar, ¿cierto?
—Bueno, aquí tenemos muchas—dijo la muchacha cuando notó que la conversación no fluía—, ¿buscas alguna en especial? ¿Quieres un ramo, un arreglo o tienes una idea en particular que hayas visto en internet? Podemos intentar recrearla.
Era buena en las ventas, al parecer, servicial sin que se note lo directa que es al cuestionar a un potencial cliente.
—Sólo necesito un par de flores sueltas—al ver la curiosidad, decidió compartir el motivo, por ninguna razón en particular–. Las necesito para una referencia de un tatuaje.
—¿Uno más?
Se escuchó un poco de broma en la pregunta, a lo que Inosuke se sintió más animado.
–Una vez que empiezas se vuelve adictivo. Tengo clientes que vienen por un tatuaje de apenas un par de centímetros y acaban volviendo para preguntar presupuesto para una manga completa.
–¿Eres tatuador?–preguntó sorprendida, a lo que Inosuke le mostró ambas manos, que era la piel que tenía descubierta, mostrando los tatuajes de las flamas y la leyenda Fury Road.
–¿Fury Road? ¿Cómo la película?
–LA película. Es una genialidad del séptimo arte–Inosuke aclaró, aunque se sintió muy emocionado de que conocía la película–. Y sí, soy tatuador, no consigues muchos trabajos "formales" con la cantidad de tatuajes que tengo.
–Las manos son un área muy visible–el tono de voz era condescendiente, a lo que Inosuke rodó los ojos, pero acabó sonriendo, apoyándose sobre el mostrador, con su rostro apoyándose en la palma de su mano.
–Y eso lo hace más divertido–la felicidad no desaparecía de su rostro, él no estaba muy seguro de que había estado haciendo, pero ya era hora de detenerse–. ¿Tendrás iris o violetas?
–¿En qué color los iris?–la chica volvió muy rápido del lugar a donde ambos habían llegado, como si no hubieran estado allí en primer lugar. Una chica con los pies bien plantados en la tierra, que no se hacía ilusiones tan fácil.
–Blanco–cualquiera pensaría que el color daría igual, pero para él era más sencillo realizar bosquejos de ese modo.
–Espera un momento–ella salió de detrás del mostrador, dirigiéndose a una puerta que no quedaba muy lejos, entrando y cerrando la puerta, sin permitirle entrar.
Inosuke se quedó refunfuñando, pero no tuvo que esperar mucho tiempo, ella regresó con un puñado de flores, en lugar del par que esperaba Inosuke. Ella las llevó hasta el mostrador.
–Puedes escoger–empezó a pasarle flores–, no sé qué tipo de tatuaje será.
–Es uno de pareja.
–¿De pareja? ¿Cómo tatuarse el nombre del otro?
–Sí, aunque es algo más discreto y significativo. No soy muy fan de tatuar nombres, de todos modos.
—Bueno, eso es algo que yo no me tatuaría—se encogió de hombros después de que Inosuke le dio una de las flores que había seleccionado para apartarla—, nada en esta vida es seguro.
—¿Pero qué sentido tiene estar con alguien si no estas seguro de que es lo que quieres para toda la vida?—Aunque Inosuke se quedó curioso respecto a si esta joven se tatuaría o incluso ya tenía algún tatuaje, le daba más curiosidad. Ella se quedó callada ante esa pregunta, no segura de cómo romper las ilusiones de alguien que aparentemente era un idealista, o sonaba un poco más como un romántico empedernido, ignorante de la realidad que se veía todos los días.
—Algunas personas sólo están juntas porque pueden—empezó a hablar, divagando ahora—, si vieras la cantidad de personas que han venido aquí mismo para darle flores a diferentes parejas con el paso de los meses—sonrió irónicamente, recordando un cliente en especial descarado—, a veces hasta piden un ramo exactamente igual para la esposa y la amante, ni siquiera se toman el tiempo de pensar en uno especial.
—Supongo que tienes razón—ahora se veía más decaído, aún observando las diferentes flores, determinando cuál era perfecta para ser su musa—. Pero hay que creer.
—¿Creer en qué? ¿El amor?
—En las personas—Inosuke se sintió un poco abrumado, no era precisamente una persona romántica, ni siquiera estaba seguro de haberse enamorado de verdad alguna vez, mucho menos de si la visión moderna del amor siquiera existía, pero no quería enfrentarse tampoco a la vacía realidad.
—Eres muy optimista...—allí ella pareció darse cuenta de que no sabía su nombre, aunque hasta ese momento ninguno de los dos había dado el hincapié de querer saber el del otro.
—Inosuke—le dio una última flor, asintiendo, esperando que ella cobre. Ella asiente, y se dispone a colocarlas todas juntas en un ramo muy sencillo, sin intenciones de decorar si no de conservar las flores en el mejor estado.
—Tu pedido está listo, Inosuke-san— le da el precio total e Inosuke saca su cartera, para entregarle el dinero sin chistar.
—¿Y tu nombre?—los ojos azules le vieron inquisidores, pero finalmente, sonrió sinceramente, sin algún otro sentimiento, quizá un poco de timidez, pero era genuinamente una sonrisa feliz.
—Aoi.
Los ojos de Inosuke se iluminaron mientras tomaba las flores sin dejar de verla.
—Nos vemos, Aoi.
Tomó sus flores, se despidió con la mirada y la chica que ahora podría llamar Aoi y no solamente como "la chica", se quedó escuchando el sonar de la campana.
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No sé a dónde va esto con total precisión, pero más o menos ya tengo una idea de los eventos generales que pasarán si continuó con esto. así que arriba la esperanza abuelita.
Hasta la próximaaaaa.
