Extra

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Un atractivo monarca castaño se encontraba caminando por los extensos palacios de su reino, se sentía realmente feliz, su vida se sentía como el paraíso

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Un atractivo monarca castaño se encontraba caminando por los extensos palacios de su reino, se sentía realmente feliz, su vida se sentía como el paraíso.

Alexis había resultado ser un maravilloso esposo, lo amaba, y realmente era como un cachorro fiel, algo que no dejaría pasar, por pequeño que fuera. Si Alexis era un chico fiel, el le pagaría con la misma moneda.

Pero por sobre todo, tenían una gran conexión, y en cualquier ámbito, desde pequeñas peleas organizadas cómo entrenamiento, hasta el romántico.

Y obviamente el sexual.

El hambre sexual del dulce chico mexicano, parecía ser tan inmensa como dos montañas, pero realmente le daba igual, puesto que le encantaba de todas formas.

Y porque él también tenía un hambre voraz.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando alguien tomó su cuerpo, acorralando su ser contra una de las paredes del castillo. Resultó ser su querido esposo, Quackity, o más bien, Alexis.

"Mmm... ¿Boo?..." Observó con paciencia como se deshacía del exuberante casco, mientras el lo esperaba.

Derrepente, sintió sus piernas ser tomadas por la parte trasera de sus muslos, fue alzado en los brazos ajenos y acorralado en la pared. Contuvo cualquier sonido ante los atrevidos manoseos de su esposo, realmente no deseaba ser descubierto.

"Q-Querido..." Trató de enlazar oración coherente, fallando cuando su trasero fue apretado con ansías "Llegaste, mi a-amor" Su temblorosa voz fue callada por besos voraces en sus labios rojizos.

"Luzu.... Mi señor" Gruñó en el cuello ajeno, mientras el calor se elevaba en su pequeña burbuja "Sabes que amo escucharte, pero planeo follarte, da igual las circunstancias en este momento."

"Vamos a nuestra habitación... Me has puesto de buen humor, querido" Acarició los cabellos negros con suavidad, mientras el menor los guío rápidamente a los aposentos reales "Debemos ponernos al día, y debes dar tu informe al rey."

"¿Cómo se ha sentido, mi señor?" El mexicano preguntó con un tono acaramelado a su dulce esposo

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"¿Cómo se ha sentido, mi señor?" El mexicano preguntó con un tono acaramelado a su dulce esposo.

"Realmente... Maravilloso" Le gustaría dar más detalles, pero cuando tienes la gran polla de tu esposo en el trasero, es realmente difícil armar oración coherente "Sentía tanta.... Hambre."

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2022 ⏰

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