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Un día normal como en toda preparatoria, cinco chicas platicaban cerca de sus casilleros sobre como les había ido en su fin de semana, pero todos se quedaron callados cuando las puertas se abrieron dejando ver a una chica peligris, al nadie reconocer a la chica supieron inmediatamente que era nueva.

Lisa caminaba a paso firme por ese largo pasillo, sacándole suspiros a varias chicas, a algunas les regalaba una sonrisa y a otras sólo les guiñaba el ojo. Y se pueden preguntar ¿Qué es eso que tiene Lisa que le gusta a la mayoría? Nadie lo sabe, basta simplemente con su presencia para sentirse hipnotizada con esa chica peligris.

Lisa pasó aún lado de las cinco chicas que la miraban atenta, y le sonrió a una pelinegra, mientras que a las otras tres sólo les quedó aspirar el perfume de esta.

—Dios, esa chica es tan....—Nayeon suspiró con una sonrisa tonta

—Su rostro se ve tan hermoso, tallado por los mismos dioses— Irene también suspiró

—A mí me sonrió, ustedes que tienen pobres?— Jisoo habló superior

—Dejen todo eso, alguien más pudo saborear ese olor que desprendía?—Seulgi cerró los ojos aún sintiendo el olor de la peligris

—No entiendo que es lo que le vieron a esa chica— Jennie arruinó el momento de sus amigas

—Porque siempre nos arruinas el momento Jennifer?—Jisoo le reclamó

—Perdón pero es que la verdad no sé que le ven

—Mejor vámonos a clase

Las cinco chicas se fueron a clase pero sin saber que Lisa también estaría en su misma aula, y para peor cosa, sentada al lado del lugar de Jennie.

—Buenos días jóvenes, me informaron que tendría una alumna nueva—el profesor busco con la mirada a Lisa— Joven, nos dice su nombre?

—Soy Lalisa Manoban

Jennie miró a sus amigas que suspiraron cuando la peligris dijo su nombre y la castaña sólo rodó los ojos. La de ojos felinos desvió su mirada a la chica que hacía suspirar a sus amigas y de verdad no entendía que es lo que vieron en ella.

Su cabello lacio, grisáceo y suelto, un pequeño tatuaje atrás de su oído, su vestimenta que constaba de unos jeans negros con una simple camisa blanca, una chaqueta negra de cuero y unos converse, además de que estaba sentada con los pies completamente abiertos y las manos sobre su cabeza.

—¿Pero que clase de mujer se sienta así?— susurró la castaña

—Una mujer como yo

La castaña se sorprendió pues pensó que nadie la había escuchado y menos Lisa.

—Que linda te ves sonrojada ratita— Lisa le dio una sonrisa petulante

—No me digas "ratita" por si no sabes tengo nombre

—Sea cuál sea tú nombre te llamaré ratita

Jennie torció los ojos y siguió con sus apuntes pero la peligris al parecer no la dejaría.

—¿Qué pasa ratita no te gusta tu apodo?— Lisa fingió un puchero

—No— Jennie la miró molesta

—Pues que crees? No me importa

Jennie volvió a rodar los ojos suspirando, no quería imaginarse que esto sería pan de cada día. Cuando salieron a almorzar fue la primera en salir, esperando a sus amigas afuera, pero antes de que ellas salieran salió la persona que le comenzaba a molestar.

—Adiós ratita

Jennie sólo la ignoró y minutos después salieron sus amigas.

—Deberíamos de hacerla nuestra amiga— Nayeon miraba a Lisa que estaba unas mesas más alejada de ellas

prohibido enamorarse de Lalisa ManobalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora