El fin justifica los medios [ Las joyas de la princesa ]

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No había sido fácil, Ariana podía jurar que ni siendo entrenada por Belloque en el arte de la espada se había agotado de la forma en la que lo hizo investigando junto a sus joyas respecto a la demanda y las opciones que tenían presentes.

Quizás lo más difícil había sido convencer a sus joyas de la gravedad del asunto. Ya que al principio ni al propio Nell pareció preocuparle la noticia; argumentando que habían sido lo suficientemente cuidadosos con sus pasos como para que la parte demandante tenga pruebas en su contra.

" No hay nada de que preocuparse su alteza. "

Pero Ariana presionó y no se dio por vencido.

' Si no hubieran pruebas suficientes la primera estrella no me hubiera convocado '

No la hubiera convocado ni mirado con ese desdén. Paso saliva de forma amarga ante el recuerdo y negó con la cabeza.

" No correré riesgos. "

Luego de eso, y ciertas discusiones más, lograron infiltrarse con ayuda de Limón y Efrit en las oficinas del templo. Manejándose con el suficiente sigilo como para que nadie note la presencia de ambos hombres copiando tal cual los extensos documentos sobre el caso.

Aunque ciertamente el que se lleva toda la gloria es el zorro de Galdeon; ya que el joven príncipe de estreso lo suficiente como para negarse a seguir escribiendo otros tres pergaminos más.

Chasqueó la lengua molestó.

" Con Nell sería todo más fácil. "

Limón le dedicó una rápida mirada, con un brillo de burla al cual el pelirrojo ya se había acostumbrado lo suficiente como para no ofenderse.

" Su capacidad para grabar imágenes sería bastante útil y nos ahorraría muchos problemas, pero es imposible que un miembro de la familia Phantom ingresé en el templo sin crear problemas. "

Efrit le otorgó la razón con un breve asentimiento de cabeza. Siendo realmente ajeno a todo el peso que había entre la casa de las bestias y el templo astral, ya que su fuerte era la guerra; no la historia ni política.

El rubio sabía esto y tarareo a lo bajo un " cabeza de pájaro " que Dios sepa cómo Efrit no escucho.

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