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" Usted mintió "

Dalai no negó ni acepto nada. El banal acto de mantener el contacto visual sin expresar nada mas que indiferencia le dejo en claro a la princesa que su acusación le resbalaba al noble.

¿Y que si mentia?

Era la pregunta no pronuncia que flotaba en los alrededores como la presencia misma del aire que llenaba sus pulmones o las diversas rosas que decoraban el jardín privado de Ariana.

Estaba ahí, ambos eran concientes de esta y por mucho que la albina quisiera usar todo lo malo que representa una mentira para atacarlo de nada le serviría. Ya que en aquel lugar, en aquella mesa bajo los robles y aquel momento no cabia duda; sus mentiras superaban por mucho a las de Dalai.

Resultaban ser a fin de cuentas dos mentirosos señalando los buenos rasgos del otro.

Era algo tan amargo de saber que Ariana apretó los puños sobre la falda de su vestido y escupio con mas desprecio de lo que debería.

" Comprendo la naturaleza de la mentira, la justificación básica de que para muchos la mentira daña menos que la verdad misma es aceptable a mis ojos.  "

Se lamió los labios resecos y contínuo, casi desesperada.

" Pero todo tiene su limite. "

Él sonrío, de la forma amistosa que finalmente Ariana identificaba como burla pura.

Dalai se inclino hacia adelante para acortar la distancia, el viento de la mañana movió las hebras de su cabello para esclarecer los ragos gentiles que no encajaban con él y finalmente; susurró con cinismo.

Tan bajo que el viento mismo se llevo sus palabras.

" ¿Realmente cree que me importa lo que es o no aceptable para usted? "

" ¡! "

Regresó a la posición inicial, de piernas cruzadas y espalda apoyada en el respaldo de la silla. Tan digno como irritable mientras acomodaba las arrugas de su traje.

" Los limites que usted sobrepaso superan por mucho a los mios, su notable alteza. "

Ladeó la cabeza como un niño curioso.

" ¿O no recuerda que fueron sus acciones contra mi hermano lo que nos llevaron a esto? "

' Esto '

Ariana golpeo la mesa de cristal con ambas manos mientras se ponia de pié, el tronar del material fragil al romperse lleno los alrededores a la vez que el sol iluminaba los fragmenos caidos entre ambos.
Dalai salvo su taza de té por afortuna, pero no tardo en dejarla caer de forma perezosa para que encaje estéticamente con el resto de vajilla hecha trizas.

Disfruto de la vista hasta que la albina le recordó su existencia con un grito.

" ¡Usted mato! "

" Y usted robó "

Alzo una ceja lleno de ironía.

" Ambos arrebatamos una vida que no nos pertenecía, así que estamos a mano ¿no creé? "

Fue rápido y precisó.

Tan veloz que Dalai no notó el cuchillo de mantequilla en su pecho hasta que la sangre lo golpeó en el paladar y jadeo maravillado.

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El fin justifica los medios [ Las joyas de la princesa ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora