Capítulo 10

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Primero se sorprendió por el hecho de lo que ese olor a fresa barata le había hecho a su noble pene, volviédolo tan duro y erecto. Después, se sorprendió de haber acosado a una persona dormida. -Por supuesto, fue Kang Haejin quién tiró de él en primer lugar, pero obviamente estaba fuera de sí.- Y tercero, le sorpendió el hecho de que nunca antes había estado tan excitado.



"¡Eso es indescriptible! ¡Qué desagradable!"



Su primera vez sintiendo verdadero deseo sexual le dio verguenza, digusto y un indescriptible. Definitivamente era suyo, pero está hirviendo dentro suyo de una manera como si no fuera él.



Hwan apretó los dientes y tomó el volante. Fue aún más desagradable porque podía sentir el olor a mermelada de fresa emanando de su cuerpo durante todo el trayecto de regeso. Corrió durante mucho tiempo, pisando su orgullo aplastado, pero su ira no desapareció.



En lugar de ir a la compañía, se dirigió a casa. Tan pronto como llegó, se encerró en el baño y lavó todo su cuerpo con mucho jabón. No fue hasta después de tres enjabonadas que se dio cuenta de que tenía que lidiar con su pene erecto a punto de explotar.



Según la opinión de Hwan, la masturbación sólo la realizaban personas sexualmente inmaduras. No, en primer lugar, no podía entender que tuviera un celo tan fuerte porque había tenido todos esos pensamientos sexuales inútiles, aparte de la cosa natural que llenaba su miembro de sangre cada mañana al despertar pero ahora se preguntaba:



"¿No soy diferente de una bestia, verdad?"



Sin embargo, Hwan sabía claramente que tenía un montón de trabajo que cuando regresara a la empresa, y que no podría concentrarse o producir con eficiencia en esta condición. A regañadientes agarró su propia erección. Y al hacerlo, de inmediato comenzó a temblar de arriba a abajo.



"Ugh..."



El cuello de Kang Haejin, las mejillas al rojo vivo y su pequeña mano vinieron a su mente. El simple pensamiento de su cara caliente lo excitó aunque nunca había visto la carne bajo su ropa.



"Ugh... Ahhhh"



Era extraño que se masturbara mientras imaginaba a Kang Haejin. Era la primera vez que tocaba su propio cuerpo desde que tenía 16 años. Para él, la masturbación era sólo un acto insalubre e irracional. Incluso tocar su pene, imaginando a alguien más, le resulta aún más desagradable. Aun así, no podía parar. La excitación en su cuerpo parecía revolotear salvajemente sin control.



Quería comerse a ese pequeño Omega de un bocado y chuparlo hasta no dejar nada. Quería contener la respiración con los pulmones llenos de ese aroma a fresas corrientes. Era un deseo curioso. Quería tragarlo completamente, quería destruirlo, y por sobre todo, quería tenerlo debajo de él.

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