3. llegada

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update doble para caer bien 😼

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Desde que ponen al pequeño bulto gritón en sus brazos, Ace siente como si el mundo entero se hubiera detenido.

Está sonrojado y enojado, ¡pero es un pelinegro! Su boca no tiene dientes y su nariz es redonda pero roja, roja, roja. Está furioso con el mundo, furioso con las luces repentinas y el frío que debe de hacer, y probablemente también esté enojado con Ace, por no acunarlo o mimarlo, por estar congelado sin saber qué hacer.

Su hijo.

Le toma otro segundo recuperarse por completo. Cierto. Está en una habitación de hospital, y Sabo estaba- Sabo iba a- había sucedido temprano en la mañana. Se habían apresurado hasta aquí, lo habían admitido, y ahora...

Un bebé. Tenían un bebé, y él todavía está llorando y Ace simplemente... no sabe qué hacer. Lo acerca a su pecho, y el asombro corre por sus venas, venas que llevan la misma sangre que su hijo. Un niño. Ahora es... es padre.

Sabe que probablemente esté mirando al pobrecito como un pez boquiabierto, con los brazos temblorosos mientras arregla las cobijas del bebé, lo levanta para poder besarlo, para que pueda juntar sus mejillas y oir como se va calmando, su llanto tornándose en algo más débil.

Es perfecto. Es perfecto y es precioso y es el centro de su mundo, aunque la angustia pronto empala su nariz y lo hace mirar hacia atrás. Sabo. Su compañero, su bebé-

Parece flotar de regreso a donde aún descansa Sabo, con la cara roja y al borde del llanto. Había sido tan fuerte, su esposo, tan fuerte y resiliente y maravilloso, maravilloso, maravilloso. Está tratando de alcanzar a su hijo, una de sus manos levantadas en dirección de Ace, desesperado por abrazarlo también.

– P-por favor, quiero- quiero- – ¿Y quién es Ace para negarlo? Desenvuelve a su bebé con el mayor cuidado posible, colocándolo sobre el pecho de Sabo, envolviendo su brazo alrededor de ambos.

Tan pronto como los ojos de Sabo se fijan en el chico, su expresión cambia. Se transforma en otra cosa. Algo que Ace no puede describir, algo ilegible.

– A-Ace, miralo, – logra murmurar Sabo, con los ojos llorosos y su cuerpo temblando aún más que antes. Está seguro de que, en el futuro, recordará esta expresión exacta. Su sonrisa temblorosa, la forma en que se convierte en un puchero, y: – Por fin está aquí...

Todo lo que puede hacer es asentir con la cabeza. Besa la sien de Sabo una y otra vez, tratando de ser lo más reconfortante posible sin utilizar palabras, porque está seguro de que comenzaría a llorar si abriera la boca. Él mira a su pequeño niño, que parece que se derrite contra la piel de Sabo, con sus diminutos puños apretados contra el omega, quien se disuelve en llanto por primera vez en todo este proceso.

– Ya está, amor, ya, – dice Ace finalmente, su visión borrosa por alguna razón. – Lo lograste, mi vida. Lo trajiste a casa, mira, finalmente está con nosotros.

Sabo está hecho un desastre, pero también asiente. – D-dolió mucho... – Su voz incluso se quiebra, pobrecito.

– Lo sé, Bo, – otro beso. Lo mimaría hasta que todo desapareciera.

– Es muy cálido. Y muy pequeño... – el omega ríe. – ¿C-cómo hicimos algo tan chiquito?

Esa es una buena pregunta, pero Ace realmente no tiene respuestas en este momento. Solo puede encoger un hombro, besando la frente de Sabo una vez más mientras pasa su mano por los rizos de su esposo. No puede reprimir su risita.

– Estoy... estoy tan feliz. ¡Gracias, gracias, gracias-! – Cada palabra está marcada con un beso para él o para su pequeño. – Un hijo. Lo hiciste, amor. Lo hiciste.

Amante, amigo [AceSabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora