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Chuuya mira la tarjeta SD mientras el autobús hace su trayecto, tiene un vuelo a Francia en dos horas, pero está esperando a que su contacto en el aeropuerto le confirme que el demonio pródigo no lo está buscando.

Le dijeron que esta tarjeta, ahora en sus manos, tiene datos de más de 100 agentes franceses, se le informó que tenía que infiltrarse a la fiesta de cumpleaños del demonio pródigo dónde se daría lugar un intercambio entre él y la persona que robó originalmente los datos.

Tiene órdenes de completar la misión sin hacer uso de la fuerza, entonces, Chuuya siendo informado de la reputación de playboy de Dazai decidió que acostarse con él sería la mejor opción.

Suspira, quiere regresar a casa.

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Dazai ve a Akutagawa entrar a la habitación.

—Ya todos sus invitados se han ido—

—Oh, espero que no se hayan decepcionado porque me desaparecí un rato—

Akutagawa mira a Dazai volver a enrollar las vendas por el cuerpo.

—¿Puedo preguntar algo Dazai-san?—

—Ya lo estás haciendo —

—Me refiero a sobre lo que pasó —

—Estoy de buen humor, hazlo —

—¿Por qué lo dejó irse con la información? Fue cara y difícil conseguirla—

—No lo entiendes porque aún eres un joven inexperto en los caminos del amor, pero cuando cortejas a alguien es normal darle regalos—

—Dejaré de lado lo del cortejo y, en cambio, preguntaré ¿Le regaló información que usted mismo mandó a robar con hakers?—

—Suficiente por hoy ¿Tienes lo que te pedí?—

Akutagawa asiente y le entrega una carpeta.

Dazai la abre y ve cientos de fotos tomadas por las cámaras de seguridad que captaron a Chuuya desde que entró a la fiesta hasta antes de entrar con Dazai a la habitación.

—¿Por qué quiere las fotos Dazai-san? Dijo que va a dejarlo ir—

Dazai cierra la carpeta y le sonríe a su subordinado.

—Nada en particular, solo quiero fotos de él— Dazai toma una de la carpeta, es una simple foto de Chuuya bebiendo una copa de vino poco antes de chocar con Dazai —Por ejemplo, está la redimensionaré y pondré en mi cartera—

Akutagawa parpadea un par de veces muy lentamente, como si no se creyera lo que está escuchando.

—Dazai-san, usted está trastornado—

—No, solo estoy enamorado de un hombre que siempre se me escapa de las manos como el polvo ¿No es eso triste?—

—¿Ya se conocían?—

—Por cierto, Akutagawa ¿Hiciste lo otro que te pedí?—

—Sí, envié gente al aeropuerto a recoger sus maletas, es raro que las haya olvidado desde que regresó de su viaje de negocios —

—He tenido mucho en que pensar —

—Dazai-san ¿Me permite hacerle una sugerencia?—

—Hazlo—

—Usted dice que él siempre se le escapa de las manos como si fuera polvo ¿No sería más fácil si lo intenta con una aspiradora?— Akutagawa sigue la corriente de lo que dijo Dazai.

Monsieur NakaharaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora