Ⓔⓝⓞⓜⓐⓡⓐⓝⓓⓞ ⓐ ⓤⓝ Ⓞⓛⓨⓜⓟⓤⓢ- HaQin

Capítulo 1- 𝕸𝖊 𝖊𝖓𝖆𝖒𝖔𝖗𝖊 𝖉𝖊 𝖚𝖓 𝖌𝖗𝖎𝖊𝖌𝖔

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¡这十分完美!
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Habían ganado, por fin todo el esfuerzo. Valía la pena.

Las gradas estaban repletas de regocijo, gritos eufóricos de felicidad, no había distinción de clases o razas todos estaban felices, se abrazaban, besaban y cantaban, porque lograban vivir otros siglos más.
Remediarian su errores, sabían que sería difícil, pero lo intentarían.

Porque sus salvadores arriesgaron su alma aún en la batalla. Lucharon por una humanidad corrupta y llena de errores. Por ellos, se los debían.

Geir estaba feliz, logró el objetivo de su hermana. Lástima que no estuviera con ella, las ganas de llorar le superaban pero debía mantenerse fuerte para cumplir con la voluntad de su hermana mayor, y de las demás caídas.

Ahora de pié, frente al padre de los Dioses estaba espectante de su veredicto final.

¿Se burlaría?

¿Estallaría en ira?

¿Cumpliría con su promesa?

Esa y muchas preguntas la atormentaron al momento que Zeus poso su mirada sobre la joven valkyria. Con los nervios recorriendole cada centímetro de su piel.

—Debo de admitir que los seres que tanto protegió tu hermana, son únicos. Una desgracia que no esté aquí —la pequeña bajo la mirada tras ese comentario—extrañare su mirada y actitud dominante—dijo abrazándose a sí mismo.

Geir sólo pudo disimular una cara de disgusto.

—Ahora les otorgó otros siglos más a la humanidad. Demostraron su valía y nos humillaron realmente, veo que estábamos equivocados, es por eso que les daré a la oportunidad de desear cualquier cosa pequeña valkyria.

No lo podía creer, en realidad el viejo además de aceptar su derrota ante la humanidad, le concederá un deseo.

—Señor Zeus ¿Habla en serio? —algo desconfiada y estupefacta cuestiono.

El padre de los Dioses le sonrió de forma poco normal, cuál causó escalofríos en la joven, pero fuera de ello eso era un sí.

—Y puedo saber qué es lo que pudo desear.

—Lo que sea pequeña, lo que sea.

Un deseo ilimitado, era como oro servido en bandeja de plata.

—En ese caso, me gustaría que me diera tiempo para pensar en ello, quiero que los luchadores del Ragnarok me den su opinión.

Curioso ante tal petición acepto. Sin más que decir, la valkyria se retiro. Una vez afuera dejo un gran suspiro salir, se dejó deslizar sobre una columna y se permitió respirar adecuadamente.

—Ah, enserio no sé cómo Brunihilde lo sabía soportar—se jalo los cabello con frustración —te extraño hermana—afligida miró las puntas de sus talones.

Tan metida estaba en su tristeza que no noto la presencia de un segundo en aquel pasillo. Una mano se posó en su cabeza haciéndola chillar del susto.