Capítulo 3-𝕰𝖑 𝖈𝖔𝖗𝖙𝖊𝖏𝖔 𝖈𝖔𝖒𝖎𝖊𝖓𝖟𝖆

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Ya habían pasado varios días desde su encuentro con el Emperador, un inusual y apocado acercamiento que logró poner a su querido hermano menor a la defensiva de cualquier esquina. Los otros dos estaban igual, aunque al menos intentaban ser más discretos, él nunca se hubiera imaginado que un combate por la lucha de la supervivencia lograría este tipo de resultados. Si le hubieran dicho que un humano, un mortal, estaría detrás de él después de la contienda la verdad no lo hubiese creído, pero era muy real.

Mientras revisaba unos importantes documentos no pudo evitar pensar en su encuentro con aquel joven; desde ese día no paraba de recibir pequeños hasta grandes detalles por parte del chino, y la pregunta, cómo sabía que eran justamente de él.
Bueno aunque fuera muy obvia la respuesta, solían ser muy extravagantes cosa distintiva del mencionado; extrañez y confusión fueron sentimientos primarios que tuvo cuando todo comenzó, luego la tímidez y vergüenza lo apoderaron.

¿Cómo ese hombre osaba en decir tantas cosas... bonitas hacía su persona?

El rubor coloreaba su blanca piel cada que leía las notas que venían con los regalos. Estas estaban en chino lo que le daba ese tono misterioso y enigmático, pero en cuanto las traducía siempre lograban sacarle un suspiro. Desde cuestionamientos sencillos y alagos, tales como:

¿Cómo va tu día gran Rey?

¿Te alimentas correctamente? Si necesitas algo no dudes en llamarme, lo que quieras en un chasquido estará a tus pies.

"Sabes, el día que nos vimos no pude decirle lo maravilloso que se veía"

"El día de hoy es tan lindo como usted"

"Está joya me recordó a sus hermosos ojos, aunque nada se compara con su color"

"¿Le gustan los detalles? Dígame si le incomodan y le daré lo que quiera.

"Hablemos de nuestros problemas, tal vez podamos conocernos más"

Y eso que solo eran algunas de las que recordaba, ya que recibía todo el día regalos. La verdad comenzaba a sentirse querido, no es que quiera menospreciar el cariño y amor que le tienen, y él le tiene a sus hermanos, pero ese afecto era de familia. Mientras que los demás dioses lo admiraban y respetan, eran aficiones distintas; y es que aquel Emperador por sus propias palabras escritas en las cartas, este lo adoraba, respetaba y quería de una manera tan única que lo hacía sonrojar.

Unos golpes se hicieron escuchar en aquella oficina, a lo cual indicó que podían pasar y un sirviente se dio paso a su lugar de trabajo.

-Disculpe la interrupción mi señor, pero nos mandaron esto a su nombre.

-Adelante, puedes dejarlo en el escritorio y retirarte, gracias.

-Con su permiso.

Una vez se retiro, tomó aquel paquete a su nombre, desenvolvió la fina tela que lo cubría viendo unos brazaletes de oro blanco con gran detalle. Inconscientemente sus ojos brillaron, no por el costoso y lujoso detalle sino por la intención, venía con una nota que se dispuso a leer.

«El día es hermoso, demasiado brillante como para perderlo. Por lo que le propongo una salida por el Valhalla.»

De: su Emperador.
Para: la más hermosa joya.

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⏰ Última actualización: Jul 06, 2023 ⏰

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Ⓔⓝⓞⓜⓐⓡⓐⓝⓓⓞ ⓐ ⓤⓝ Ⓞⓛⓨⓜⓟⓤⓢ- HaQinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora