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•~"Una mentira repetida demasiadas veces puede disfrazarse de verdad, pero seguirá siendo una mentira."~•

-Joven amante, te equivocas

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-Joven amante, te equivocas.

-Primero, no me llames así, segundo, sé que estoy en lo cierto así que cállate.

-¿Por qué debería callarme? ¿Por que tu lo digas?

-Serás...

-Chicos, haya paz...

Era un viernes por la tarde, y habían salido de cacería nocturna con otros discípulos, pero no se podía tener paz con Jin Ling y Lan Jingyi. Menos mal que Lan Sizhui era capaz de imponer una tregua temporal entre ese par, colocándose entre ellos parando las riñas.

Y un poco rezagado, para no escuchar los reclamos de esos dos, iba Ouyang Zizhen. Caminaba en silencio, y los demás discípulos, al notar la falta de sus bromas y sonrisas aquel día, prefirieron no tentar a la suerte y no molestarle, caminando detrás de él a una distancia prudencial.

Pero Zizhen no estaba enfadado. Pensativo, sí, pero no enfadado.

Pensaba en ese Lan que se había convertido en el dueño de su corazón, en el principal protagonista de sus sueños, en el muchacho de sonrisa fácil pero lengua viperina.

Suspiró pesadamente.

Siempre se había quedado al margen de las cosas.

"Tan solo eres el heredero de un insignificante clan sin futuro, no te creas tan importante."

De repente todos sus músculos se tensaron mientras sus manos viajaban rápidamente hacia su espada.

Los discípulos también notaron algo raro y se pusieron en guardia, pero el trío que encabezaba el grupo seguía distraído en su ridícula disputa.

-¿Que es esto?- Un discípulo del clan Jin señaló el humo blanco que se empezaba a arremolinar en el valle en el que se encontraban.

-¡Es Niebla de Desorientación! ¡Manteneos juntos y no bajéis la guardia!

-¿Y tú a donde vas?

-¡A por esos idiotas que no se han dado cuenta de nada!- Salió corriendo hacia la dirección en la que la bruma se había tragado a sus tres amigos.

"Muy valiente, sí señor, pero que muy valiente..."

Esa voz extraña, que sonaba como si alguien estuviera afilando una espada contra una piedra, habló en algún lugar del valle y el sonido se amplificó resonando en cada rincón del lugar.

"¿Y como lo harás para salvarlos a todos, pequeño niñato?"

Zizhen paró sus pasos en seco.

"Oh, por fin te das por aludido pequeño"

-¿Quién eres?

"No me conoces, pero yo soy capaz de saber cuales son tus miedos, que es lo que puedo decir para que te derrumbes con la más mínima brisa, soy capaz de conocerte sin que tu me digas nada"

-¡Eso ya lo veremos!

"Si fueras Jin Rulan o Lan Sizhui me asustaría, pero con alguien tan mediocre como tú no tengo ningún problema en pelear..."

Inspira, expira. Sus músculos se relajaron y sus sentidos se fueron apagando poco a poco. Entró en un estado de concentración absoluta, dejando solo el tacto como guía y amplificando la sensibilidad de su piel.

La Niebla de Desorientación servía para confundir al adversario mediante estímulos olfativos, auditivos o visuales. Por eso, si se eliminan esos sentidos es más difícil para el enemigo atacar. Pero esta técnica es una espada de doble filo, ya que al no poder ver oír u oler es más difícil pelear.

Sintió el movimiento del viento antes casi de ser consciente de lo que pasaba y de un movimiento de espada paró el ataque, y lo que fuera que le había lanzado el enemigo cayó con un sonido metálico al suelo.

Ouyang Zizhen siempre se había regido por la ley del mínimo esfuerzo, es decir, trabajar lo justo y suficiente para que se cumplan sus objetivos. No malgastar más fuerzas de las necesarias en nada. Cuando una lluvia de esas cosas cayó sobre él, la puso en práctica. No se movía más de lo necesario y cada movimiento se encadenaba con otro como si de un baile se tratara.

"No esta mal para ser un insignificante heredero de un clan patético, pero eso no es todo lo que tengo..."

Justo cuando el eco de esas palabras resonó en el valle, Zizhen sintió la niebla dejar de estar en contacto con su piel y restauró sus sentidos.

La niebla no se había retirado, si no que había creado un espacio circular alrededor de él.

-Vamos a ponernos serios niñato ¿te parece?

Una mujer salió de entre la niebla. No se veía una cultivadora corriente, para empezar, no llevaba las túnicas tradicionales, parecía mas la vestimenta de un agricultor o un niño pequeño. Otro detalle a señalar sería el hacha de guerra que llevaba a los hombros.

Zizhen se puso inmediatamente en guardia.

-¿Acaso tienes tantas ganas de morir?

La mujer se lo había tomado como una posición de ataque.

Apenas tuvo tiempo para parar el ataque que le lanzó. Encadenó movimientos defensivos. No podía arriesgarse a que un ataque pasara la niebla y le diera a algunos de los discípulos que podía oír hablar preocupados en la niebla.

-Un niñato sin talento, lo que yo pensaba.

La intensidad de los ataques no bajaba.

-Un fracasado que pretende hacerse el importante, eso es lo que eres, un simple niño jugando a ser mayor.

Bloqueó el ataque, manteniendo la postura de defensa, con ambas manos en la empuñadura de la espada que se interponía horizontalmente entre su cuerpo y el hacha. No le tembló el pulso.

-Impulsivo e inexperto.

Sin dejar de hacer fuerza contra la espada, la mujer giró el hacha en un movimiento descendente, haciendo que se empezara a clavar en su hombro.

-Te advertí que sabía como hacerte caer con una brisa.

-¿Realmente crees que me vas a hacer daño diciéndome lo que llevo escuchando toda mi vida?

Al levantar el hacha para clavársela, la mujer había dejado su torso desprotegido. Y Zizhen lo aprovechó, dando un tajo de costilla a costilla.

La mujer soltó el arma mientras caía, haciendo que esta cayese también al suelo y que la herida recién hecha en el hombro del chico empezara a sangrar en grandes cantidades.

La niebla se fue tan rápido como había llegado.

La vista se le nubló por unos instantes.

Apenas fue consciente de que se había caído al suelo hasta que sintió la hierba en el rostro y las voces que le llamaban se perdieron en el creciente pitido que aparecía en sus oídos.

Apenas fue consciente de que se había caído al suelo hasta que sintió la hierba en el rostro y las voces que le llamaban se perdieron en el creciente pitido que aparecía en sus oídos

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1039 palabras

Give Me Attention [Zhenyi/Yizhen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora