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"Estoy cayéndome a pedazos por tu ausencia"



Septiembre de 1856 (5 años antes del reencuentro)

A mis dieciséis años de edad me sentía una de las personas más felices en la tierra, parecía tener la vida perfecta. La reputación de mi familia era espléndida, mis padres eran la muestra del verdadero amor, mis hermanas la mejor compañía, y lo más importante, tenía a mi mejor amigo siempre a mi lado..

La amistad de Ossian era lo más importante que tenía en mi vida, siempre estaba ahí cuando las cosas se ponían difíciles, cuando me sentía sola él estaba ahí, cuando estaba triste él estaba ahí, cuando intentaron casarme con un hombre totalmente desconocido para mí él estuvo ahí. Y no crean que yo nunca estuve para él, al contrario, siempre estaba ahí, apoyándolo en su único sueño: subirse a un barco y conocer el mundo.

Ossian era el menor de cuatro hermanos, dos hombres y una mujer, todos ya casados y con sus vidas hechas, todos aportan ingresos a la familia y sobre todo a él, ser el favorito de la familia es todo un privilegio.

Desde que tengo noción de nuestra amistad (más o menos desde los seis años) siempre me contaba historias de lo que haría al recorrer el mundo.

—Conoceré a mucha gente y muchos lugares. — decía alegre. — ¡Te traeré regalos de todas partes del mundo!

Yo reía con cada palabra que soltaba, pues hablaba como si fuera un viejo pirata apunto de zarpar. Colgado de una de las ramas del árbol donde siempre nos encontrábamos. En ese entonces teníamos diez años, ninguno sabía las consecuencias que su partida traería en nuestra amistad. Pero era preferible dejarlo así, sin que ninguno supiera nada.

—¿Me dirás si de verdad existen las sirenas? — pregunté emocionada, cuál niña cree en los cuentos de fantasía.

—Será mi misión principal, Hada. — prometió con una mano puesta en su corazón, con la cara más seria que podía hacer.

Al bajarse del árbol el sol bajaba por el horizonte junto a él, ya era hora de volver a casa, después se haría más tarde y no podríamos volver solos. Mamá y papá me matarían si volviera tarde a casa.

—Te acompañaré hasta tu hogar — se ofreció tomando mi mano y comenzando a caminar.

—Está bien.. — dije algo nerviosa y sonrojada, caminando a su lado.

Recuerdo que esa noche no podía dejar de mirar la mano que tomó, parecía tonta al recordar su cálido tacto en ella, cuando estaba con él, mi corazón latía rápido y con fuerza, y unas cosquillas raras se hacían presentes en mi estómago. Sentía algo por aquel niño valiente, pero a mis diez años no comprendía bien lo que era.

—Estás enamorada. — dijo emocionada mi hermana tras contarle todo lo que me pasaba y preguntarle qué era todo eso.

—¿Enamorada? — repetí confundida ante la palabra. Yo amaba a Ossian, pero es porque era mi mejor amigo ¿No?

—Si Hada, te gusta Ossian. — su felicidad era tan grande al decir aquello, como si pensará que ambos estábamos hechos el uno para el otro. Yo no sabía qué pensar, pero lo dejé pasar, hice mis sentimientos a un lado, pensé en nuestra amistad y en su reacción al llegar a decirte, y en mi cabeza ninguna de esas reacciones era positiva.

Siete años después, una semana antes de cumplir los diecisiete, el hombre al que creía amar me dio la noticia que haría realidad su sueño. Se iría a navegar por el mundo, y estaba tan feliz por él que no pensé ni un segundo en cómo me sentiría tras su partida, pero no me importaba, él sería feliz, y era todo lo que importaba en ese entonces.

—¡Harás realidad tu sueño! — le dije feliz.

—¡Haré realidad mi sueño!.

Era tal su emoción que corrió a abrazarme y dio mil vueltas conmigo en brazos. las risas nunca faltaban cuando estábamos juntos, mucho menos en un momento así, donde a uno de nosotros se le cumple el sueño de su vida, donde uno era feliz, y el otro admiraba esa sonrisa sin dejar que ese brillo se apague.

Luego de un rato dejamos de dar vueltas, ya mareados, Ossian procedió a contarme los detalles.

—Partiré el mes que viene. — contó sentado en el suelo, yo tomé asiento a su lado.

—¿Entonces estarás para mi cumpleaños?

—No me lo perdería por nada en el mundo.

Me sonrió de una forma tan sincera que me hizo confiar totalmente en sus palabras. Sabía que no se lo perdería, pues sería el último cumpleaños que pasaría a su lado.

Una semana después mi cumpleaños llegó. 15 de septiembre de 1856, esa fecha está grabada en cada pedazo de mi roto corazón, el día en que se fue, y lo único que quedo fue una pequeña caja de regalo y una nota pidiendo disculpas.

"Lamento no poder estar en tu día especial Hadita. Se que te lo prometí, pero tuvimos que zarpar antes de lo previsto.

Lamento no despedirme como corresponde, solo tuve tiempo de hacerte esta carta y de dejarte tu regalo de cumpleaños.

De verdad lo siento, pero te prometo que cumpliré todo lo que te prometí de niños.

Te traeré regalos de todos los lugares a los que vaya.

Descubriré si de verdad existen las sirenas.

Y soñaré con verte sonreír todas las noches, porque estar en ese barco se sentirá solitario sin tu brillante presencia, porque la brisa del mar no la disfrutare igual a como si tu estuvieras ahí.

Así que prometo buscarte cuando regrese, porque ten por seguro que regresaré.

Firma; Ossian Grey."

Apenas leí la carta salí corriendo de casa sin darme cuenta que llevaba el regalo en mi mano, sentía que el corazón se saldría de mi pecho por lo rápido que latía. La vista se me empezaba a nublar por las lágrimas.

Sabía que no llegaría al puerto, pero había un acantilado con vista al mar que siempre visitaba con Ossian. Al llegar caí de rodillas al piso al ver un barco irse a la distancia, el barco de Ossian.

Sentí como se hundía mi corazón mientras se agrietaba cada vez más hasta quedar hecho pedazos. Lágrimas caían de mis ojos como el agua de una cascada.

Se había ido y no le pude decir nada, no lo pude ver por última vez, no le pude decir adiós. Nada. Absolutamente nada.

Lo único que quedaba era una pequeña caja roja adornada con un listón dorado que contenía un pequeño collar también dorado. Era un pequeño gato, el cual parecía estirarse como si fuera una media luna. Él sabía que me encantaban los gatos. El sabía todo sobre mí, todo menos una cosa: que estaba verdaderamente enamorada de él.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2022 ⏰

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