Versos de Otoño.

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Ni siquiera sé porqué estoy escribiendo esto.

Estoy sentado aquí en un rincón de mi habitación,

son las cinco y treinta y uno de la madrugada de un frío Viernes de Otoño.

Sostengo una lapicera de color azul

con la que trazo palabras al azar sobre una hoja amarilla

que encontré sobre aquel estante cubierto por el polvo.

No puedo sentir nada, y puedo sentirlo todo.

Hay momentos en los que el mundo se detiene y sólo existo yo

y las canciones más eufóricas repiquetean sobre mis oídos

mientras me muevo al ritmo de la música,

la libertad me roza las yemas de los dedos cuando voy contra el viento

y los rayos del sol me dan de lleno en el rostro.

Y hay momentos en los que mi cuerpo se mantiene aferrado a mi viejo colchón

y no tengo energías para levantarme,

las ojeras me pesan y la tristeza se siente como

una manta mojada sobre mis hombros que chorrea sobre mi espalda

y me congela el alma y se parte en mil pedazos.

Dentro de mí, no hay nada más que un eterno vacío. Y necesito llenarlo.

Versos de Otoño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora