Sage nunca fue como sus hermanos...
La melliza de Ron Weasley no podía ser más diferente a toda su familia.
No porque no fuera amable o gentil, no porque no fuera pelirroja o no tuviera ojos azules o café, no porque no fuera divertida y amorosa...
S...
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❝Ella es como ellos❞
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La pelirroja colocó su mano con cuidado en el respaldar de la silla que estaba a la cabeza de la mesa en el enorme comedor de Winter Castle.
-Era la silla de tú padre- Le dijo alguien.
Ella se volteó para encontrar a Severus Snape en la entrada del comedor, él no la vio directamente, se dedicó a ver el resto de la habitación con nostalgia.
-Y la del lado derecho era de tú madre, yo me sentaba a la izquierda y... Y Thena solía cambiar de lugar, no le gustaba repetir- Siguió el mayor adentrándose en el lugar.
Sage vio como el hombre hacia delicados movimientos con la varita mientras caminaba por el lugar, el polvo desaparecía y todo volvía a su antigua gloria.
Esto solo hizo que ella notara como la nostalgia crecía en la mirada de su profesor de Pociones, el hombre parecía tan sólo viendo por la ventana la nieve caer.
-¿Cómo sabías que estaría aquí?-Preguntó la ojiazul luego de unos segundos en silencio.
-Un Black siempre encuentra el camino a casa- Contestó con seguridad el mayor, como si fuera la respuesta más clara del mundo.
-¿Planeabas decirme algún día o te ibas a guardar el secreto?- Insistió la menor.
Severus finalmente se volteó a verla y sonrió de lado, una sonrisa muy pequeña, casi de burla.
-Jamás pude mentirle a tú madre, me recuerdas a Sara, siempre lo hiciste, pero pensé que era porque eras su sobrina-
-¿El nombre no se te hizo familiar?-
-La verdad es que pensé que Molly le tenía tantos celos a tú madre que hasta le quiso copiar la hija-
-¿Celos? ¿Molly le tenía celos a Sara?-
El azabache soltó una pequeña risa de burla, como si le dijera que aquella era una pregunta estúpida.
-Le tenía la mayor de las envidias-Contestó finalmente con algo de diversión-Incluso desde que Sara era una niña, la odiaba por ser querida y amaba, la odiaba por todo-
-Y ahora entiendo porque me odia a mi entonces- Comprendió la menor tomando asiento en la silla que había sido de su padre.
-Esa mujer está trastornada, no es tú culpa Elara...-
