¡ 1O ⚝ los necesito conmigo !

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— Sung —la voz de Hyunjin llamó a su mejor amigo, quien se detuvo para girarse y sonreírles a los dos alfas de su hermano menor que se acercaban a él en el estacionamiento de la institución después de haber terminado las clases.

— Jeongin... él...

Jisung rió por la tierna manera en que Seungmin enrojecía al intentar terminar la frase.— Está en celo, sí, por eso no vino hoy —por lo que la terminó por él, sonriendo ampliamente con un deje de burla que hizo al pelinegro bufar en un pequeño puchero.

Sí, Jeongin había entrado en celo justo el día anterior, fue después de hablar con Jisung sobre la situación amorosa en la que se encontraba. Llegó de sorpresa, porque el omega menor había estado tan ocupado tratando de no estresarse por el trabajo en la escuela y el lío con los alfas que sencillamente lo había olvidado por completo, así que cuando los intensos dolores abdominales comenzaron tuvo que quedarse en casa porque no podía ni quería moverse demasiado.

— Uhm... pensamos que podría sentirse un poco solo estos días, así que le trajimos esto —Hyunjin levantó una bolsa de plástico negra que no dejaba ver el interior, ofreciéndosela a Jisung, quien la tomó con una ceja alzada.

— No son dildos o algo así... ¿o sí?

Seungmin negó repetidas veces tanto con la cabeza como con las manos, su rostro coloreándose mucho más.— ¡No es nada de eso! En realidad son...

— Está bien, no quiero saber —Jisung rió, metiendo la bolsa en su mochila—. ¿Cómo supieron que Jeongin estaba en celo?

— Conocemos su ciclo, también podemos sentirlo y olerlo.

Y mentira no era; cuando Jeongin estaba por entrar en calor, comenzaba a comportarse más mimoso con los chicos, y algunas veces hasta esquivo, como esos días en que estuvo un poco más dócil en las peticiones de ambos, como aquel día en el restaurante de comida rápida; antes de ir había estado tan pegado a Hyunjin jugando con su mano como un gatito curioso. Y el día en que llevó la sudadera de Seungmin, llevó su aroma todo el día, porque así aunque no estuviera con él podía sentirlo cerca.

Ambos habían estado dudosos al principio, pero el aroma suave del caramelo parecido a la miel había estado intensificándose un poquito más durante esa semana, por lo que cada día se hacía más evidente que el menor entraría en celo.

Sucedía que en ocasiones el mismo Jeongin lo olvidaba por completo, pero bastaba que uno de ellos preguntara inocentemente si era la semana del celo para que el pelirosa lo recordara. Eran tan atentos con él que incluso llevaban inhibidores consigo por alguna emergencia. Y también eran tan exagerados que llegaban a alejarse durante ese tiempo y un par de días más hasta que la sensibilidad del calor haya pasado por completo, así no corrían el riesgo de que sucediesen accidentes como la última vez meses atrás en el celo de Hyunjin.

No había sido nada del otro mundo, Seungmin había sido el primero en notar el penetrante perfume de la cafeína tostada emanar excitación y actuar tan rápido como pudo cuando los sentidos de Jeongin se cegaron un poco a causa de ello. Así que justo en el momento en que Hyunjin se abalanzó para olfatear el cuello del omega, el pelinegro sostuvo al menor en brazos para salir corriendo del rubio y darle calmantes que le devolvieran la suficiente cordura para regresar a casa. Desde entonces ambos alfas tomaron la decisión de llevar supresores todo el tiempo.

— Ustedes son... adorables —Jisung rió de nuevo, ganándose miradas avergonzadas—. Saben que pueden ayudarlo, ¿verdad?

— No... n-no queremos hacerle daño... por eso le damos espacio.

— Creo que a Jeongin le gustaría más tenerlos en persona que un par de dildos.

— No son dil-

— Está bien, no tienen porqué negarlo —el omega volvió a interrumpirlos, sólo porque le gustaba molestarlos y era divertido ver sus facciones arrugarse entre el bochorno y la molestia—. Pero de verdad, den una vuelta por mi casa y atiendan a Jeongin, estoy seguro de que estará feliz de tenerlos. Todo omega desea mimos de su alfa en estos días. Mi hermano en especial se pone muy cariñoso, verán que estar con él les ayudará mucho en su complicada relación.

Sin dejarles contestar, Jisung les guiñó un ojo y les envío una sonrisa sugerente antes de dar media vuelta con ayuda de sus talones y acercarse finalmente al auto de su alfa, quien se encontraba desde hacía rato esperándolo adentro.

Ambos alfas menores vieron a la pareja saludarse con un beso y agitar sus manos después para irse, dejándolos a ambos en el estacionamiento con las palabras del omega en sus cabezas. Hyunjin fue el primero en mirar al pelinegro, quien tenía una mueca preocupada que fruncía sus cejas y aplanaba sus labios.

— ¿Crees que deberíamos ir? —Kim preguntó en un murmuro, visiblemente nervioso. Y eso no hizo más que enternecer al mayor entre los dos, quien rodeó su hombros y lo acercó a su cuerpo para empezar a caminar hacia la salida del lugar.

— Tal vez... aunque siendo honestos me da un poco de miedo.

Kim suspiró, sintiendo a Hwang sostener su mano derecha para entrelazar sus dedos y darle un pequeño apretón para darse apoyo mutuamente, sus ojos encontrándose. Ambos lobos estaban ansiosos, preocupados también por la sensación extraña de sentirse llamados por el omega del que estaban enamorados.

Si iban, no había vuelta atrás.

¡ ☁︎ !

Jisung tocó la puerta de la habitación de su hermano menor, ignorando los bajos gemidos que se escuchaban para después abrirla. No sé sorprendió de encontrarlo boca abajo en su cama y el trasero alzado, el rostro pegado a la almohada y con un juguete sexual entre sus nalgas que él mismo hacía mover.

— Ten un poco de pudor y cierra la puerta con seguro la próxima vez —le regañó cuando obtuvo su atención, el omega menor le gruñó mientras detenía la mano que hacía mecer el dildo, para después sentarse sobre este en el colchón—. Tus alfas te envían esto.

Le lanzó la bolsa negra que fue atrapada torpemente al estar un poquito ido debido al calor en su cuerpo, Jeongin olfateó antes de abrirla y gimió cuando sacó de ella dos enormes camisetas empapadas del olor de sus alfas. Se llevó ambas a la nariz, jadeando satisfecho cuando el olor lo envolvió, y después se recostó abrazando a las prendas para restregar su mejilla contra la tela como un gatito en busca de mimos.

— Maldita sea, los necesito conmigo —lloriqueó, escuchando el bufido de su hermano mayor—. ¿Por qué no les dijiste que vinieran? Alfas buenos para nada, en vez de estar aquí me mandan esto.

— Lo hice... no sé realmente si vendrán, pero por si las dudas yo me iré con Minho-hyung.

Jeongin volvió a sollozar, sintiendo a su omega retorcerse inquieto por el olor a alfa que le estaba nublando todavía más los sentidos. Ignoró el sonido de la puerta cerrarse cuando Jisung abandonó la habitación y se concentró en intentar envolverse todo lo posible con sus perfumes.

Cerró los ojos, imaginando que estaban ahí, que ambos le dedicaban esas sonrisas lindas y acariciaban con sus grandes manos para calmar el infernal dolor en su vientre, imaginó también que su cuerpo era llenado por sus besitos dulces, y lloriqueó más. Podía sentir su ojos humedeciéndose porque se sentía débil, porque ansiaba tenerlos a ambos con él para sentirse en paz.

Porque los quería a los dos en esos momentos y el par de idiotas no estaban ahí.

— Alfas inútiles —murmuró con voz ronca, sonriendo después al sentir la tela de sus prendas en su rostro y pecho descubierto—, pero son tan lindos...

Un gemido adolorido escapó de su garganta cuando otro calambre le recorrió. Tontos, tontos alfas.

── cappuccino candy !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora