Capítulo 1

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Últimamente no estoy bien, duermo muy poco, y siento que hago todo mal, de camino al trabajo veo unos pájaros enamorados juntos  sobre una rama llena de flores y me hacen sentir envidia de que tienen a alguien con quien compartir su tiempo.

En la cafetería casi todos los días son iguales, más ahora que últimamente  el señor Fischer siempre pide que yo lo atienda o espera a que termine con mis otros clientes para que siga con él, un militar de gran prestigio según sé por sus estrellas en el uniforme, fornido pero no demasiado alto y siempre esta leyendo el periódico o algún libro de política. 

— Buenos días, Señor Fischer ¿Qué desea desayunar esta mañana?-  un hombre en sus venti tantos años, con traje militar camuflado alza la vista y en respuesta, levanto los hombros, me observa de arriba a abajo y luego sonrió de manera perversa.

— Buenos días Lila, ¿Qué me recomiendas?- contesto con su armoniosa voz mañanera.

— Bueno... En realidad me llamo Dalilah - suspiré —  Tuti, la cocinera, preparo hoy unas deliciosas tartas de fruta -recomendé con un poco de vergüenza, admito que los hombres me atraen mas por su voz que por su físico y este hombre en particular  logra que este nerviosa  — También tenemos los pasteles de chocolate amargo, si prefiere algo menos empalagoso y eh... para beber tenemos su habitual café colombiano, o limonada.

— Entonces que sea el café con el pastel de chocolate. Gracias Lilah, por recordar mis preferencias, tu propina hoy será digna de tu trabajo. - respondió el moreno, de ojos color mas oscuros que el mismísimo café haciendo énfasis en Lilah alzando sus voluptuosas cejas dando me a entender que el apodo se quedaría.

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Cuando termino de desayunar, fui a retirar la vajilla de la mesa y al alzar un plato pequeño Fischer tomo mi mano y me miro a los ojos — Lilah, ¿me acompañarías a pasear algún día? -pregunto con voz dulce e inocente.

— Yo... uhmm

Mi compañera corrió a mi lado y me coloco una mano en el hombro

— Dalilah, yo termino de limpiar esta mesa, ve a limpiar el mostrador- ordenó Julia alguien sumamente estricta con el tiempo en el trabajo.

— No, mil disculpas, que tenga buen día señor Fischer - sonreí aliviada de que me sacaran de aquel apuro.


Al llegar al mostrador me advirtieron que no era bueno que coqueteara con los clientes, mucho menos Fischer hijo del mejor amigo del dueño de este café.

—  Tú, niña tonta. Sé que te crees muy bonita con ese cabello largo negro y esos ojos azules que fingen dulzura e inocencia pero no puedes hacer lo que te venga en gana en este café. Voy a descontarte dos horas de paga. - dijo secamente el encargado cruzandose de brazos 

— Julián, prometo que no coquetee con él ni si quiera sabia quien es- respondí en un hilo de voz, intento hacerme la fuerte pero las confrontaciones no son lo mío.

—  Entonces, te pagaré pero mañana no vengas.- explico rascándose la nariz 

— ¿Me estas despidiendo?- inquirí con un nudo en la garganta 

—  Te estoy suspendiendo, esto es una advertencia Dalilah. 

Tome mis cosas y salí corriendo de allí, intento hacer bien mi trabajo y no parece suficiente. Mi corazón latía muy fuerte, tenia que mantener este trabajo si quería entrar a la universidad, mi tía quien se hizo cargo de mi, luego de mis padres murieran, con lo estricta que es no dejaría que estudie para artista, artes escénicas o visuales aun no lo había decidido.

Al llegar a mi departamento corriendo con toda la cara hecha un desastre por llorar todo el camino, choque con tres chicos de mi edad veintiuno o tal vez ventidos años, que me llevaban dos cabezas de altura, que venían hablando sobre que iban a hacer el fin de semana.

— ¡Vecina! - dijo uno de ellos—  ¿Estas bien? 

— S...Si- respondí con la voz quebrada y pase rápidamente por su lado para encerrarme en el apartamento. 

¡Ahg! Que tonta, choque a un vecino y ni si quiera le pedi disculpas. Necesito dejar de pensar en eso, puse música alta aprovechando que era viernes y que no hay muchas personas en el edificio, encendí unas velas, apague las luces busque pintura y estuve pintando un buen rato inspirándome en el fuego.

El departamento tenia un ambiente cálido, hasta podría decir romántico, me tome unas fotos a la luz de las velas para mi perfil de Instagram, pedi una pizza a domicilio y me dispuse a dormir...

Cosa que esta noche no iba a pasar.

Fuiste grosera con Fischer.


¿Y si le pide al dueño que te despidan?


No tiene sentido ¿por que haría eso?


El vecino te vio llorar y para colmo lo chocaste ¿lo habrás golpeado fuerte?


Es obvio que si lo hiciste, de otra forma no te hubiera preguntado si estas bien ¿O lo hizo porque estaba llorando?


Hiciste el ridículo.

Eres ridícula.

TONTA.

TORPE.

Julián te va a despedir, él cree que estabas coqueteando con Fischer 

Mi cabeza dio tantas vueltas que tuve que ir a tomar agua y volver a la cama, y aun así los pensamientos cada vez tenían menos sentido.

Eres una zorra al igual que ella.

No. Basta. No quiero pensar en ella.

Pero eres igual, tal y como Tía dijo

No la recuerdo, no sé si es verdad.




No creo en el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora