Capítulo 4

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No tengo idea de que paso anoche pero esto, no debe continuar. Tengo que decirle a Cesar que no quiero volver a verlo.

Eres igual que ella.

Una zorra.

Voy caminando hacia la entrada del edificio, debo ir a trabajar. Pero antes tome las llaves y puse una en cada una entre los Interóseos de mis manos, me daban una sensación de seguridad. 

Esta mañana no tuve tiempo de una ducha, quizá más tarde.

Camino mirando mis zapatos, logro ver una mancha pequeña en uno de ellos, eso me molesta un poco así que levanto la vista al cielo y percibo como se vuelve cada vez mas gris.

Así que... El cielo también oscurece de a momentos y no solo de noche- pienso en voz alta para mi misma.

Al entrar a la cafeteria, digo un saludo general y voy directo a ponerme mi uniforme — Buenos días.

Me cambie las zapatillas por unos tacos estilo azafata, tomo mi cabello en una cola de caballo y me pongo el delantal, al verme al espejo noto que mi cara se ve mas apagada así que tome maquillaje y manos a la obra. "No importa nunca que estemos sintiendo, los clientes siempre deben verte feliz" recuerdo las palabras que me dijo Julián los primeros días, estando aquí. 

Al ir hacia una mesa veo por el rabillo del ojo, a un robusto y conocido uniforme camuflado.

— Le... Le traeré su orden-dije rápido a la señora Fletcher una amable mujer de platinados cabellos, quien si se enojaba podía generar un escandalo.

Sali corriendo lo mas rapido que pude, llegue al mostrador — Julian dile a Mari que le lleve su orden a la señora Fletcher, hoy no me siento muy bien- dije entre agitada y asustada.

No le di tiempo a contestarme, y fui al sanitario por un momento a tomar aire, pude percibir olor a tabaco ¿Quién fuma en un baño? esta claramente prohibido, al segundo escucho el agua correr en uno de los inodoros. 

Cesar como de costumbre espero que fuera a tomar su orden. 

— Bu..Buenos días- dije mirando al suelo

— ¿Lilah estas bien?

Heche un vistazo rapido al mostrador y Julian no estaba allí.

— Prefiero no hablar de eso, ¿puedo tomar tu orden?- solté mas seca de lo que quería que sonara

— Dime, Lilah ahora ¿Que pasa?- ordeno con un tono bastante grave, mas grave de lo normal

— Si quieres puedo decirle a Mari que tome tu orden esta mañana.- solté y sonó como que estuviera enojada pero en verdad estaba avergonzada.

— No quiero nada, ahora no.

— Perfecto, tómese su tiempo señor... - fui interrumpida por sus gruesas manos, suaves tomándome desprevenida para arrastrarme con él fuera de la cafeteria

—¡¿QUÉ HACES?! TENGO TRABAJO, ¡SI NO VUELVO VAN A DESPEDIRME! SUELTAME -comence a gritar

— Deja de gritar o pensaran que estoy haciéndote algo malo - y la fuerza desconocida que me empujo a sentarme en su regazo para luego tocarme volvió a obedecer.


Me sento en su coche, tire la cabeza hacia atras y me golpee con el asiento 

— Auuch- me queje, mire el techo del coche, mis cejas se tensaron mi cara comenzó a sentirse caliente y mis ojos ardian.

— Quiero que me digas, ahora mismo ¿Que sucede?- pregunto seriamente

— Yo...- conteste aun mirando al techo, comenzaron a caer lagrimas en mi rostro una tras otra y no podía parar, empecé a sorber mi nariz — Tengo miedo- dije en un hilo de voz.

— ¿De mi?- pregunto aquel hombre

— No...- dije casi cantando— De mi. No me reconozco, no se que me pasa... me cuesta tomar decisiones. Me siento completamente atada y creo que siempre que algo va mas o menos bien termino por cagarla. -dije con la voz ronca

— ¿Tienes miedo de defraudarme ?

— Tal vez... - tome aire y prosegui con mi explicacion — Siempre soy la que se equivoca, hago todo mal y en cuanto trato de enmendarlo siempre ... siempre logro que me odien o que no me quieran más, y contigo siento que sera igual te vas a hartar de mi.

— Nunca me hartaria de ti

— Eso no lo sabes ahora, a demas no somos pareja

— Si... Sobre eso queria hablarte. Quiero que seamos pareja, obvio no inmediatamente - hizo una pequeña pausa— Quiero conocer a tu familia primero como un amigo y que tu conozcas la mia

— No me siento bien ahora 

— Eso no importa lo vas a estar, lo prometo... 

— No puedes afirmar cosas que no entiendes Cesar ¡No me conoces!- exclame 

— No te entiendo, de verdad que no te endiendo

—Oh Dios mio ayudame! - Exclame al cielo porque empezaba mi ataque de panico no lo habia notado hasta el momento pero tenia las piernas rojas debajo de mi uniforme por haber estado arañandome. La frase fue inconsciente siempre la decía de niña porque mi tia nunca permitia que insultara y de hacerlo me castigaria de formas que no creia moralmente correctas pero eso no importa ahora.

Mi cabeza iba a mil km por segundo no podia dejar de sobrepensar y no lograba entender lo que venia a mi mente, eran imagenes del pasado. 

La muerte de mis padres.

La universidad.

Mi tia.

El trabajo.

Mi madre.

Mi ex mejor amiga.

Toda mi cabeza estaba disparada en un espiral de emociones, falta de aire y lo unico que sentia era que iba a morir en ese instante.

Comence a hiperventilar, sentia que el aire no entraba.

 Cesar me tomo por los hombros... — Mirame, Lilah estoy aqui-dijo tranquilo

Mis ojos se centraron en él. — No quiero que vuelvas a hacer lo de ayer - fue lo único que pude decir y me desplome en mis manos, llorando sin cesar.

Para cuando acabe, tenia toda la cara roja. Me estaba viendo en el espejo del acompañante.

Cesar me tomo en sus brazos e intento calmarme, cuando estuve mejor sentía asco de mi y no sabia porque, mire sus pantalones sin querer.

— ¿Qué miras? traviesa -  dijo complacido él

— ¿Estas excitado? ¿Mientras yo estoy llorando?- pregunte con indignación

— Estoy caliente, no porque estas llorando sino porque pude calmarte mientras estas en mi regazo...- explico él

—Eres un tonto - respondí

Cuando lloraba normalmente mi tia me desplazaba, dejaba que llorara por horas y nunca me consolaba, desde la muerte de mis padres nunca tuve a alguien cerca... Quizas él, me ayude a superar esto.

— ¿Lilah porque no quieres que se repita lo del motel?

— Me siento sucia, como si hubiera hecho algo malo. Como si fuera una... una..- no pude terminar la frase asi que Cesar lo hizo por mi

— ¿Como si fueras una prostituta?

— Exacto.

— Ya veo... Pero no pasa nada preciosa... En la milicia nos enseñan que en la vida existen las tres C del placer (Comer , Cagar y Coger) y si vamos a salir juntos espero poder llenarte de placer y poder disfrutar.

— Pero aun no somos pareja.

— Pero pronto lo seremos. Te dejare en casa, prometo que no te despediran. Yo arreglo los detalles con el dueño de la cafeteria.



No creo en el destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora