Orgullo Gallagher

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Es otro día, la misma ruina

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Es otro día, la misma ruina. Buenos días a todos los Gallagher; Fiona, Lip, Ian, Debby, Carl y Liam. Pero no para Franck y Mónica.

Creo que nunca he mencionado mi posición en la familia.

Pues resulta que Fiona y yo somos las mayores, mellizas, pero como ella es dos minutos mayor que yo, cree que debe tenerlo todo bajo control ella sola. Fi es una de mis personas favoritas, daría mi vida por ella.

Philip, o Lip. Es el más inteligente, un máquina. Pero un poco narcisista, lo quiero con locura, él da los mejores consejos.

Ian, el puto Ian, este si que es un cabrón, en el buen sentido. No ha salido del armario, pero sé que hetero no es. Además, cuida de la familia como si fuéramos tajos de oro blanco. Y raramente tiene muchas ganas de entrar en la armada.

Débora, Debby o Deb. Vaya niña, a su edad se entera de demasiadas cosas pero de pocas a la vez, es una monada. Nunca pierde la fe en nadie, ni en Franck.

Carl. Es que este niño está loco y me encanta. A sus años lleva tres microondas explotados y tres lavadoras reventadas, como si nos sobrara el dinero para comprar nuevas. Le encantan los animales, siempre se trae a casa alguno que se encuentra tirado.

Y Liam solo es un bebé. No tengo mucho que decir sobre su personalidad, pero es tan adorable y tan mono que le quiero tanto como a los demás.

Una mañana en la casa de los Gallagher siempre es caótica de cojones. Pero Fi y yo estamos a la altura.

—Levantad cerdos de mierda. Esto huele a vertedero.
Me dediqué a quitarles las sábanas a Carl, Ian y Lip.
—Tenéis colegio.
Salí de la habitación de los chicos para llamar a la puerta de Debby.
—Deb, arriba, tienes cole. Levanta a Liam porfa.

Ya estaban todos los niños despiertos, ahora toca bajar a ver como va Fiona con los desayunos.

La economía de la casa la llevamos Fiona y yo en un 70%, los niños ponen el resto. Por eso mismo tenemos escondido un bote con todo el dinero del alquiler, nunca sabemos cuándo aparecerá Franck a ratear dinero.

Lip fue el primero en bajar. Se sentó a desayunar en la mesa de la cocina y los pequeños hicieron lo mismo. Aproveché para sentarme con ellos.

—Buenos días.
Sonreí.

—¿Dónde tan contenta?.
Ian me preguntó sin separar la vista de su plato.

—Tengo una noticia.
Todos dejaron lo que estaban haciendo para atenderme.
—Me han ascendido.
Mi sonrisa creció.
—Soy inspectora.
Me saqué del bolsillo la placa y la puse sobre la mesa. Carl fue rápido y la cogió el primero, la admiró con una gran felicidad.

—¿Y tu arma?.
Carl interesado, ya sabía yo.

—Eso no lo vas a ver por aquí.
Contesté y pareció que Carl se deprimía. Lo que me hizo reprimir una carcajada.

Life Warriors • Jake Peralta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora