Bonten aquella organización criminal encargada de manejar todo el negocio de mercado negro dentro de Japón, más específicamente, tráfico de drogas, clubs clandestinos, tráfico de armas ilegales, entre otro delitos, su líder manjiro sano el cual no le temblaba la mano al momento de dar una orden a sus subordinados, pero uno de ellos el cual era considerado el más sádico y peligroso de todos, era temido casi tanto con su jefe, Sanzu haruchiyo quien no solo era conocido por no temblar le la mano al momento de cometer algún crimen como el asesinato, si no también por su excesivo consumo de drogas en forma de píldoras, las cuales lo ponían de algún modo efímero ante la situación, todo esto llegó a pasarle cuando conocía aquella pequeña traficante de drogas la cual no se esperaría toparse en aquel bar por la noche, T/n quien vivía de esta práctica para pagar algunos de sus estudios y vivienda.
T/n: serian $100 -dijo ella dándole una pequeña bolsa con algunas píldoras de cocaína en ellas-
...: enserio tanto -dijo aquel hombre desconocido-
T/n: si no te gusta el precio regresamelas que alguien más si las va querer -dijo esta-
...: bueno bueno, esta bien -dijo aquel hombre entregándole el dinero en la mano a T/n-
T/n: un placer hacer negocios contigo -se va-
Narra T/n
Me encontraba en un bar en la ciudad como ya me es de costumbre jamas me fijaba en quienes eran los dueños o con que clase de gente es la que trato pues lo único que me importa es vender mi producto a como de lugar sea donde sea y en aquel día pues pensé que que un moderno bar donde hombres van aver chicas y cojer como si fuera acabar el mundo sería el lugar perfecto para una pequeña traficante como yo
T/n: mesero, un trago por favor-dije sentándose en la barra-
Mesero: a la orden, enseguida se lo doy -dijo-
Me encontraba solo en aquel momento solo con un pequeño vestido rojo apegado a mi cuerpo con un pronunciado escote que dejaba mucho a al imaginación y un pequeño bolso con algunas de mis muestras y píldoras de drogas que lleva para vender, el sonido de la música de aquel bar sonaba por todos lados y estaba yo hay sentada esperando solo mi tenue trago, o bueno parecía ser así pues no me había percatado de un hombre con una mirada frívola observandome desde la esquina de aquella barra por un momento logro incomodarme por la forma en la que bestia, un chaleco color morado oscuro, y un pantalón de tela suave que hacía conjunto con el chaleco y de abajo de ese una camiseta blanca a pegada a su cuerpo, por lo poco que pude ver tenía un buen físico el Mirón ese, pero lo que más resaltaba de todo era en su sonrisa la cual a los costados de sus labios tenían unas pequeñas cicatrices bastantes notorias en este-
Mesero: aquí tiene su trago señorita -dijo el mesero entregando aquel trago-
T/n: muchas gracias - pasaron unos cuantos minutos y aquel sujeto no paraba de verme pero no le tomé importancia puesto que había llego un hombre en busca de algunas de mis píldoras para consumir, luego de aver atendido a aquel hombre en esa barra puede observar como el misterioso hombre de trajerl morado y pelo rosa se hacerco a mi tomando asiento a lado de mío pidiendo dos tragos para ambos-
...: dos tragos porfavor mesero -dijo este voltrandome aver- o prefieres algo más suave señorita
T/n:los tragos están bien.. gracias-decidí ignorarlo pero si aceptar su trago por simple amabilidad-
...: que hace una jovencita tan indefensa por este bar? Eh!? -me miró de reojo mientras me entrega el trago-
T/n: nada que le deba importar mi estimado -tome un surco de aquel trago y derrepente me di cuenta que estaba se estaba fijando bastante en mi escote, demonios a parte de entrometido era un viejo Mirón- mira no te interesa que aga yo aquí así que fue un placer, así que me retirar
