ゅִ ᅠ ᅠ𝗴͟𝗼͟𝗸͟𝘂͟𝗺͟𖦹͟𝗻͟𝗸͟𝘆͟𖦹͟. ﹙satosugu﹚

𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗜 ／𝑐𝑎́𝑟𝑐𝑒𝑙.

〞Gokumonkyo.ᅠ ᅠ ᅠ ᅠPrisión confinadora que sella actualmente a Satoru Gojo, hechicero de grado especial quien, posiblemente si no hubiera sido desconcertado por el cuerpo de su mejor amigo, habría encontrado una solución a éste problema.

─Aquí dentro parece no pasar el tiempo.

Fueron las primeras palabras del albino al ser sellado, lleno de cadáveres en un espacio cuatro por cuatro. Incluso el aire parecía estar congelado.

La situación era crítica, todo era crítico. Muy en el fondo, estaba shockeado por la situación. Los chicos encontrarán una solución. No dudaba de eso, pero su cabeza era un mar de preocupaciones.

En ese momento ya incluso sus creencias y principios parecían borrosos, con los ojos cristalinos e hiperventilando. ¿Los chicos encontrarán una solución?

¿Qué está pasando? Pasó hace un año, ¿Cómo se me pudo haber pasado por alto un detalle? ¿Quién es éste?

No era claustrofóbico, pero se estaba sofocando con sus propios pensamientos y los recuerdos que lo abombaban sin cuidado.

Nada de esto estaba bien.

─Suguru..

No conocía de raciocinio en ese entonces, estaba desesperado. Las emociones que había reprimido por tanto tiempo salieron disparadas como cuando intentas cerrar la puerta de un clóset completamente llena de ropa. No quería, siempre negó la angustia que le desgarraba el pecho cada vez que volvía a pensarlo, porque no quería maldecirlo. Se negaba a hacerlo, él merecía descansar en paz.

─Estúpido Suguru, estúpido. ¿Por qué?

Estaba desgarrado, ya no podía seguir fingiendo. Podía darse ese lujo ahora, estaba completamente solo. Quería resolver la situación, pero no podía. Ya no quería ser el más fuerte, no quería ser el mejor.

Quería volver a tener diecisiete años y estar con la persona que había tenido más impacto en su vida. Porque él fue la única persona con la que tuvo más conexión que nadie, que incluso después de que no se entendieron más, que sus vidas tomaron rumbos diferentes, no podían evitar buscarse para pasar dos días aunque fuera cada tantos meses, porque esa conexión era muchísimo más fuerte que el bien y el mal.

Porque sabía que si alguien más aparte de Shoko se enteraba de aquello, Satoru tendría graves problemas frente a las autoridades de Jujutsu.

Satoru nunca había sentido tanto amor por alguien, todo era un asco. El mundo era cruel y tenía que sobrevivir con eso. Y Suguru sobrevivía junto a él.

Una suave brisa de pronto pareció envolverlo, una brisa que le era muy familiar, muy cálida. Estaba confundido, la prisión confinadora no tenía ninguna apertura que permitiera el paso siquiera de un pequeño hilo de luz, pero todo parecía clarecerse de golpe.

Levantó la venda lentamente, casi al borde de nuevas lágrimas al verlo. Al ver la escena que tenía frente a sus ojos.

─Me extrañaste mucho, ¿Verdad, Satoru?