ゅִ ᅠ ᅠ𝗴͟𝗼͟𝗸͟𝘂͟𝗺͟𖦹͟𝗻͟𝗸͟𝘆͟𖦹͟. ﹙satosugu﹚

𝗽𝗮𝗿𝘁𝗲 𝗜𝗜𝗜 ／ 𝑎𝑚𝑜𝑟.

Le tomó más tiempo del que se esperaba calmarse, pero Suguru lo comprendió. Él entendía el dolor de su pareja terrenal, y no esperaba menos de una persona tan emocional como él. Con mucha paciencia y amor dejó que descargara todo eso que le venía pesando, dejando besos en su rostro y mimos por todo su cuerpo.

Satoru necesitaba contención en ese momento, y nadie podría contenerle mejor que Suguru.

─Llorón, como siempre. -bromeó el pelinegro una vez que éste se había calmado, sacándole una suave risa. ─¡Te reíste! ¿Ves? Aún te tengo en la palma de mi mano.

─Eres el amor de mi vida, Suguru. No esperes menos.

Geto ya no podía sentir las emociones con tanta intensidad como Satoru, pero sabía muy bien que su alma sentía exactamente lo mismo.

─Te amo. -los ojos de Satoru se iluminaron al escuchar esas palabras.

─Suguru.

─¿Mhm?

─¿Qué hay después de la muerte?

Geto besó sus labios con suavidad, sonriendo al final.

─No puedo responderte eso, porque todavía no morí.

─¿No tienes miedo de morir?

─Sí. -Satoru lo miraba detenidamente. ─Uno siempre le tiene miedo a lo desconocido, Satoru. Incluso tú.

─Tengo miedo de olvidarte una vez que ya no estés aquí.

Honestamente, esa idea le aterraba. Satoru podía estar preparado para enfrentar las cosas allí afuera una vez que saliera, pero no sabía si podría afrontar una vida si lo olvidaba. La muerte daba tanto miedo, la idea del olvido era totalmente abrumadora. Y no quería decirlo, pero Suguru también estaba aterrado de ello. Geto entrelazó sus dedos, dibujando una dulce sonrisa.

─Amor. Te prometo que si reencarno, voy a buscarte. -Satoru sonrió. Dolía, pero no podía negar el hecho de que, claramente, Suguru no iba a estar más físicamente después de esto. ─En ésta y en las vidas que me queden.

─También voy a buscarte. -murmuró el albino, dejando un dulce beso en sus labios. ─En todos los universos, hay un Satoru y un Suguru que quizás tuvieron un mejor destino que el nuestro. Prometo que vamos a volver a vernos en todas nuestras vidas. -Geto rió, levantando su meñique para entrelazarlo con el suyo. ─Quizás incluso podríamos casarnos en la próxima.

─¡Satoru! ¿Por qué no disfrutas del tiempo que tenemos ahora?

─Ya, ya.