Las ganas

10 1 0
                                    


Ya te quería desde que nos hicimos amigos pero así como en la tristeza hay matices de grises en el cariño las tonalidades de lila varían según la intensidad, había llegado el punto en que todo se sentía diferente, realmente no quería quererte de la manera en que comenzaba a hacerlo, trate de poner tierra de por medio, me engañaba pensando que mi gusto y sentir por ti serian pasajeros, me aferraba con tanta fuerza a que con cucharadas de olvido y gotitas de otro amor pasaría, trate de distanciarme, el solo verte me ponía nerviosa así que posponía nuestras salidas a menos que fueran otras personas con nosotros, comencé a evadir conversaciones sobre quien era un interés amoroso para ti escucharte hablar sobre eso clavaba espinas en mi ser, deje de ver películas lindas contigo cambiándolas por acción o terror, la última cosa que hice fue aceptar salir con alguien mas para que el proceso de olvido fuese más rápido eso fue muy estúpido e irresponsable conmigo misma, el que un clavo saque otro clavo no es cierto ni bueno de aplicarse, las cosas no eran serias ni nada de eso pero la culpa estaba ahí, amos sabíamos que las cosas no daban para una relación como tal y preferimos ser amigos seguir saliendo de vez en cuando, contarnos chismes o actualizaciones de la vida, entre más lo conocía me daba cuenta de lo valioso que es el, nuestra compatibilidad iba desde series hasta libros que amaríamos una vez que los leyéramos, éramos un par de amantes del romance idealizado soñábamos con tener un amor tan perfecto sin dramas ni problemas solo cuando nos dábamos cuenta de lo que decíamos nos partíamos de risa pensando en lo que queríamos era poco realista pero acordábamos dar el visto bueno para la persona que nos gustase en el momento, estábamos tan de acuerdo en todo que dejaron que a ver secretos o pudor en las pláticas, éramos tan transparentes el uno con el otro parecía que sin querer había encontrado una conexión sin igual, a ti eso no parecía gustarte del todo, decías que era bueno que encontrara a un amigo como el pero que había algo extraño con tener tanto en común con alguien que acababa de conocer, te platicaba de cómo es que pasábamos el rato tirados en el pasto luego de las clases, como se había convertido en mi persona segura dentro y fuera de todo lo conocido, lo sorprendente era que desde ese momento siempre lo vi como un amigo, no había un interés romántico de mi parte, era como adoptar un hermano más y hacia más ligero verte, me daba consejos sobre cómo limitar nuestra relación para no hacerla mas complicada, a veces también decía que debería reunir todo el valor que tuviera para decirte que te quería mas que como mi amigo, lo mucho que pensaba en ti, pero igual que siempre preferí evadir eso.

Llego un punto en que decidí que ese sentir seria mío y nada más, aprovecharía tenerte cerca y pasar tiempo de calidad contigo, perderte definitivamente me era más difícil de aceptar que ser tu amiga así que si era eso lo que tenía lo aceptaría con el mayor gusto, seguíamos viendo películas juntos, venias a comer conmigo cuando podías, me encantaba verte cuando me hablabas de tu trabajo; eres el tipo de persona que ama lo que hace, te esforzabas por aprender nuevas cosas para hacer mejor tus labores, es algo que sigo admirando de ti. Mirarte e ir a tu encuentro me llenaba de una calidez que no sabia que necesitaba, con cada abrazo mis sentimientos no hacían mas que afianzarse, cuando me tomabas e la mano me dabas la certeza de que no podría querer a alguien mas como te quiero a ti, cuando veía tus ojos sabía que nada estaría mal.

El corazón me daba vuelcos con cada contacto físico que tuviéramos, me sonrojaba cuando me mirabas, suponía que sabias lo que sentía por ti, era muy obvia, tu amiga se dio cuenta durante una salida y guardo el secreto, no sabía lo que pasaría luego de un tiempo, pensar que alguien mas valiente o con mas suerte te tuviera de la manera que yo no me atrevía era un miedo constante quería pausar todos nuestros buenos momentos, encapsularos y guardarlos para repetirlos cuando los días fuesen grises esos en los que me perdía en la neblina, tenía tantas dudas y quería pedirte ayuda, que tú me guiaras, quería saber de qué manera te podría tener más cerquita.

Dentro de tu ser tu ser nunca vi mas que luz y lo brillante que eres, quería que me vieras mas que como tu amiga, que me quisieras como el Señor Darcy quiso a Elizabeth Bennet, te imaginaba citándolo cuando le dijo "ya estaba medio enamorado de ti antes de saber que te quería" y aunque tal vez no pasara, ya tenia mis esperanzas e ilusiones puestas en ello, no había nadie mas que quisiera para compartir mis días, contigo podría ir directo al precipicio, el abismo no me asustaba.

Había días en los que te quería mas que otros, en los que quería tener más cercanía a ti de la que teníamos ya, esos días eran interminables y mas frecuentes cada vez, era algo tan necesario que me pasaba el tiempo mirándote cuando hablabas de cualquier cosa, me encantaba provocar un debate de los temas mas simples y banales que era divertido hacerte enojar cuando te remedaba o no aceptaba un argumento bien fundamentado, terminabas riendo a carcajadas porque te cansabas de discutir y era ms fácil darme la razón, a veces solo me dabas el avión pero tener la razón lo valía para mí.

Comenzamos tonto y peligroso juego sobre escribirnos cosas lindas para darnos los buenos días y también como despedidas, eras un tanto engreído cuando decías que eras aún más románico que yo, te dije que no estaba segura pero continuaste retándome ese fue el principio del fin de toda resistencia que tuviera para mostrarte mis sentimientos, aunque también me ilusionaba muchísimo que así te dieras cuenta y me correspondieras, en un inicio deje que las palabras en cada mensaje fuesen leves y lindas, que se acoplaran a tus respuestas pero cada vez nos esforzábamos mas poque me diste batalla, te quería y no te dejaría ganar en algo que soy o fui buena, en las mañanas me despertaba con el afán de leerte y que me sorprendieras. Durante las noches acordábamos quien había ganado la contienda del día, admito que me ganaste algunas y me llevabas de calle, ame mucho esos mensajes, lo que habría dado por que esas palabras me las recitaras de tu propia voz. Soñaba con que sintieras lo mismo con mis textos, que al igual que yo las noches se te hicieran eternas para poder leerme.

De amor, otoño e ilucionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora