Parte 3: Cónclave

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La espera fue tan larga que pusieron sillas adicionales para que no nos quedásemos sin pies en el proceso de elección sobre el comandante de las tropas que se enviarían para fortificar el puerto del Pireo. Cuando terminaron ese tema, eligiendo en el transcurso de la charla a uno de los generales más condecorados de la polis de Atenas, continuaron con la elección de los que debían ir a entrenar o a ser entrenados.


Mientras eso ocurría, los lugartenientes nos mirábamos unos a otros como si fuésemos a saltar en cualquier momento. Por un segundo, crucé la mirada con unos rubíes pertenecientes al muchacho espartano enfrente de mí. Recuerdo como me puse colorada, sin saber como reaccionar a esa atención no excesivamente deseada.


-Creo que Airlia debería ser una de las entrenadas en combate. Es una magnífica estratega, como han podido comprobar, mis queridos compañeros. Sin embargo, creo que un entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo no le vendría mal.- el comentario de mi madre me tomó completamente desprevenida, pues no me había comentado nada de ningún entrenamiento.

-En tal caso, estoy seguro de que mi sobrino será una gran ayuda para ella y ella una gran ayuda para él, pues no es más que un muchacho que actúa y luego piensa, y no tiene nada de estratega. Sin embargo, es un impresionante guerrero. Muchacho, di tu nombre- el general espartano no tenía problemas en resaltar las carencias de su sobrino mientras este trataba de no poner mala cara. Desde luego era divertido como intentaba con ganas no empezar a despotricar.

-Me llamo Leonidas, es un privilegio conocerlos.- Y en ese momento supe que un león me tenía en el punto de mira.



La hija de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora