Capítulo 4

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Unos pasos resonaban en el espesor del bosque, la noche caía y el frío hacía su gran aparición en escena. Entre un paisaje lleno de vegetación, se podía vislumbrar un claro conformado por un lago, un lago no muy grande pero que ayudaba a cambiar la tónica del lugar, el sonido del agua, el reflejo de la poca luz que quedaba en el agua y una joven sentada a su orilla. Los pasos eran imperceptibles para la chica que permanecía absorta en lo más oscuro de sus pensamientos, ese maravilloso mar de incertidumbre, dudas y miedos que ahora la poseían por completo. Se sentía expuesta en una dicotomía en la que todo era blanco pero se pasó al negro, sin luz, sin esperanza, sin referencia y perdida.

La joven, en su burbuja, en su mundo gris tan siquiera notó la respiración exhausta de Edrax tras ella. El chico tragó saliva, no tenía la menor idea de cómo abordar aquella situación, había intentado conformar un guión mientras la buscaba, pero por mucho que se había esforzado en elaborar ese esquema mental no había tratado con muchas personas aparte del maestro y su compañera Sailyx ¿Cómo iba a conseguir hablar con esa chica que parecía tan cerrada en ella misma? "Vamos Edrax has podido con cosas peores" se dijo.

En un primer intento se acercó a ella, posando su mano en su hombro, cuando ese gesto lo recibía del maestro le reconfortaba, así que supuso que pasaría lo mismo, pero se equivocó, ella, lejos de sentirse mejor le quitó la mano y pidió que se fuera.

-Quiero estar sola.

-Vamos, hace frío, vas a enfermar aquí fuera.

- No importa, quiero ver la luna.

Le extrañó aquella respuesta ¿Qué iba arreglar ver la luna? De todos modos se resignó a sentarse a su vera, respetando un poco de distancia para que no se sintiera incómoda. Hacía demasiado frío para como iban ambos vestidos, por su cabeza pasó la idea de quitarse su túnica y dársela a la chica, pero por muy caballero que quisiera parecer acabaría cogiendo una pulmonía. Decidió hacer algo más beneficioso para ambos, agarró dos palos que puso en el suelo y concentró la energía procedente de la poca luz que quedaba, para hacer arder aquellos palos y hacer una hoguera.

-¿Por qué quieres esperar a la luna?

- Este parece un sitio bonito para ver la noche.- Respondía sus preguntas pero la chica no establecía contacto visual y tanto sus movimientos como tono de voz eran inexpresivos, apáticos, casi inexistentes.

- Adrah, no soy una de esas personas que saben dar buenos consejos o que pueden empatizar fácilmente. Siento haber sido brusco, mi intención no era hacerte daño quería ser sincero.

- No estoy enfadada contigo.- El chico sintió alivio pero Adrah seguía distante, sabía que tenía que profundizar en ello, saber la causa de su malestar, pero no sabía por dónde seguir.

Adrahrys levantó la vista y vio como la luz de la luna comenzaba a reflejarse en el lago. La luz de un claro de luna, ojalá le trajera algunas respuestas, al menos le era familiar la sensación, cuando veraneaba con sus padres, y algunos amigos de estos, siempre solían ir a un pueblo, a ella le encantaba ir al lago por la noche, esta vez no era el mismo, pero la sensación sí.

-Quiero ayudarte Adrah, en realidad mi misión es esa, acompañarte.

- ¿Aquí hay estaciones como en la Tierra? Verano, otoño, invierno o primavera.

- Hay cambios aunque no muy grandes, en realidad, va más bien en función de la zona que del ciclo en el que estemos.

-Entiendo...

La actitud irritaba a Edrax, estaba preguntando cosas tan superficiales y aún así permanecía impasible. Comenzaba a cansarse de la situación porque no sentía que nada estuviera teniendo lugar, solo estaban ahí, sentados mirando la luna.

Crónicas de DraharDonde viven las historias. Descúbrelo ahora