Capítulo 5

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Pasaron dos días hasta que Adra accediera nuevamente a ir a entrenar o practicar, tuvo que ser el mismo Dorgan quien la obligó a moverse de la cabaña. La habían dicho que el objetivo de aquél día sería comprobar si era capaz de conectar con su posible parte maga. Y sí, se refirieron a ella como posible, porque quizás la dominancia de su alma dracónica no dejaba el espacio presupuesto a la magia, aunque para ella no significaran aparentemente nada esas palabras, trataba de disimular su curiosidad, tenía ganas de conocer sus límites, lo que podía o no hacer con todo lo que estaba descubriendo.

- ¿Alguna vez has hecho meditación?

Ella le miró extrañada buscando algún gesto que le delatara, buscaba una doble intención en el chico. Aunque su rostro serio permanecía mirándola sin vacilación alguna. La última vez que lo había intentado él la había interrumpido. Se quedó mirándole unos segundo, últimamente le encontraba menos en la cabaña y lucía más cansado.

- No entiendo por qué quieres saber eso.

- Los magos necesitan conectar con las fuentes de energía y la mejor forma para empezar a hacerlo es meditando. Pero empezar de cero siempre es complicado.-El joven suspiró sonoramente.- Siéntate en una postura cómoda toca el suelo, la tierra y busca dentro de ti cómo conectar con ella.

- Lo sé, que pregunte por qué no significa que no sepa. Te recuerdo que el otro día me interrumpiste mientras lo intentaba.

Recelosa Adra le hizo caso, lo intentó como el día anterior, pero no encontraba absolutamente nada. Tocaba el suelo, la tierra pero no era capaz de sentir nada más que unas hormiguitas que subían por su mano, el viento acariciarla, el Sol en la espalda y oír tantas cosas que no acostumbraba a percibir. Se mantuvo unos minutos más ensimismada por aquél paraíso natural que era capaz de distinguir.

- No encuentro nada.- dijo mientras abría los ojos.

- Esto va a ser más difícil de lo que creía... ¿Cómo conseguiste emanar fuego el otro día?

- Me enfadaste.

-¿Qué sentiste dentro de ti?

- Ya te lo he dicho estaba enfadada.

-No me refiero a sentimientos, no me refiero a un nombre, hablo de sensaciones,  cómo sentías el enfado.

- Parecía que mi sangre estaba a punto de hervir, sentía un intenso calor dentro y bueno, tenía ganas de pegarte.

- Creo que puede ser que tu parte dragón bloquee tu parte mágica, bastante interesante, así que vamos a empezar a entrenarte como una escupe fuego que eres.

- Eso de escupe fuego es un poco molesto, ¿sabes?

- Por eso lo digo. Yo no soy muy amigo de los escupe fuego.

- Entonces, ¿por qué me ayudas?

- ¿Tengo otra opción? Bueno, quiero que enfoques tu rabia hacia una parte del cuerpo que te resulte cómoda, no queremos que tu cabello acabe chamuscado. Es decir, enfádate y contén el fuego, si por algún motivo consigues acumularlo pero no puedes contenerlo apunta hacia donde no esté yo.

- Yo no me enfado así como así.

- Pues el otro día tenías muchas cosas por las que llorar. A ver háblame de esa patética vida que llevabas en la Tierra.

-Cállate

- No, venga, ¿prefieres hablar de tus padres que no eran tus padres, de tu patético novio o de tus amigas cursis? Yo personalmente prefiero hablar de tu novio era el que más gracia me hacía de todos.

Era capaz de sacar de quicio a Adra con la mirada y aún más con sus palabras. Sabía dónde la hacía daño y como hacer que su enfado llegará a niveles insospechados. La chica empezaba a notar toda esa rabia de nuevo dentro de ella. La quemaba, y entonces fue cuando volvieron esas diminutas llamas a rodear su cuerpo, esta vez no se dejaría asustar por ellas.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2022 ⏰

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