-Uhm. Hola, Mi nombre es Park Sunghoon. Realmente no sé cómo decir esto, pero tengo a tus hijos conmigo, y estaba pensando que tal vez te gustaría tenerlos de regreso. Así que, seh.... llámame.
Portada a cargo de: @kimnjteaa
De la editorialEditorial...
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Me cambié por un par de pantalones cortos y una playera antes de salir de mi oficina.
—Estaré fuera por el resto del día—Jisung resopló.
—Descubres que tu novio escribe pornografía y no puedes llegar a él lo suficientemente rápido.
Novio. Estoy seguro de que SungHoon frunciría el ceño con esa palabra, pero pensé que encajaba perfectamente. Podía llamarlo así en mi cabeza.
—Me aseguraré de saludar a los Kim y decirles que les mandas saludos—se estremeció—. Que tengas un buen día, Jisung—sonreí.
—Seguro, seguro—murmuró mientras caminaba fuera del edificio.
Temprano, cuando fui a dejar a los niños, tuve oportunidad de conocer a Shredder.
Cuando SungHoon lo llamó una bestia, solamente estaba exagerando un poquito. Su perro era más grande que Yuna.
Pasé la primera parte de mi día diseñando los bocetos de su nueva casa. Después, tomé prestado el Jeep de HeeSeung y me detuve en la tienda de herramientas antes de ir a casa de SungHoon.
Soné el timbre, pero como era usual, nadie contestó. Eso no importaba ahora que tenía una llave, así que entré por mi cuenta. No escuché ningún ruido, así que me imaginé que estarían en la parte de atrás. Caminé a través de la casa y me congelé cuando vi a SungHoon.
Se arrastraba por el piso con una pistola de agua en las manos. Tenía rayas negras en su cara que lo hacía lucir tan rudo como si estuviera listo para una batalla o para jugar fútbol. Aclaré mi garganta, causando que todo su cuerpo se encogiera. Entonces, se dio cuenta de que era yo.
—¡Sim! ¡Me diste un susto de muerte!—seguí viendo con una sonrisa divertida.
—¿Qué diablos estás haciendo?—Hizo una mueca.
—Esta es mi casa. No me juzgues—sus ojos se dilataron cuando escuchamos pisadas—. ¡Abajo!—susurró urgentemente. Antes de que me diera cuenta, mis piernas habían sido jaladas—. Lo siento—susurró, escuchándome gruñir.
—¿Qué diablos, Park?—gruñí. Golpear el piso así de fuerte no había sido placentero.
—Quédate callado—siseó—. Te escucharán.
Seguimos agachados en el piso mientras los chicos nos buscaban.
—¡SungHoon!—canturreó JuYion—. ¡Sal, sal de donde quiera que estés!
—¡Shredder!—Ese era SungDae—. Encuentra a papá.
SungHoon maldijo bajito.
—Esos pequeños tramposos.
Antes de que pudiera escapar, Shredder llegó corriendo por el cuarto. SungDae, JuYion y Yuna vinieron corriendo detrás de él, cada uno armado con su propia pistola de agua. SungHoon trató de pelear de vuelta, pero eran demasiados. Como estaba junto a él, yo terminé igual de mojado.
