Capítulo 4: El favor

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Dedicado a: @IvonneRodriquez

Madie

Me giré hacía él todavía sin poder creer que me había hablado.

A lo mejor estaba alucinando, pero me dí cuenta que era la realidad cuando habló de nuevo:

--¿Qué miras? --ronca, si así era su voz

Miré a otro lado sin saber que decir.

--Nada solo que...nunca te había escuchado hablar...tienes una voz muy bonita --mierda, es que soy estúpida, no acababa de decir eso, ¿verdad?

El me dió una sonrisa de medio lado y se acercó a mi posando una mano en mi mejilla para llevar un mechón de mi cabella atrás de mi oreja. En seguida su olor fresco y varonil me inundó por completo dejándome extasiada.

--Asi que te gusta mi voz --me miró a los ojos y cuando pareció haber encontrando lo que estaba buscando, me sonrió de una manera que se derrumbaron todas mis alertas-- Dime Miller, ¿que más te gusta de mí?-- sonó mas ronco que antes

Yo sentía que me iba a caer en cualquier momento por que me temblaban las piernas, si no fuera por el agarre que él tenía en mi cintura, ya estaría en el suelo

--Y-yo --carraspeé-- A mi no me gusta nada de ti, hazte a un lado.

Soné muy insegura...¿Nada de él? Já no me la creía ni yo, él me atrajo hacía el de tal forma que no había espacio entre nosotros, se acercó a mi oreja.

--¿Estas segura, Miller? -- su aliento en mi oreja era caliente y una risa ahí que le hizo vibrar todo el cuerpo, me enloqueció. Se me erizaron los bellos. --Por la forma en que tu cuerpo reacciona cuando estoy cerca, yo diría que te gusto y mucho.

Abrí mucho los ojos, avergonzada

--Tú...¿gustarme? ¿qué te hace pensar eso? --dije con el poco orgullo que me quedaba

Se acercó a mis labios y los rozó tentandome a que lo besara, no podía más la humedad de sus labios, lo carnosos y rojos que estaban, me estaban llevando a la locura.

No podía más, adiós dignidad y orgullo.

Me incliné un poco más para poder besarlo, pero se apartó y se río.

--Esto --no entendí, hasta que lo aclaró-- Me acabas de demostrar que no te gusto, lo que acabas de hacer es demostrarme que estás loca por mí, siempre lo has estado-- sentía que la mandíbula se me iba a desencajar de lo abierta que tenía la boca.

Se separó de mí lentamente y me escaneó de pies a cabeza, no podía dejar que pensara que estaba loca por él.

Aunque sí, pero no se tenía que enterar.

--Verás Hades, solo me resultas atractivo, cualquiera que tenga ojos y pueda ver, se daría cuenta. Pero más allá de eso no siento nada por ti, a alguien no le puede gustar una persona sin conocerla--pensé--, bueno sí, pero físicamente-- traté de sonar lo más creíble que pude.

--Liebe, me conoces perfectamente, bueno o eso creo; por la forma en la que me perseguías y lo sigues haciendo, se nota que sabes lo que hago, a la hora que lo hago y como lo hago, así que no me vengas con mentiras que no te las crees ni tú.

Mierda, ¿y ahora que le digo?

Mi cabeza no daba para tanto y mucho menos cuando lo escuché pronunciar, liebe. No sabía lo que significaba pero sonó tan bien escucharlo salir de su boca tan ronco.

Pensé en algún otro tema de conversación para cortar la tensión que se había creado, hasta que me vino a la mente el trabajo que me dió y la nota que me dejó en la mano.

HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora