Día 13

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Comiendo helado
AU sin quirks

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—¡Te... ¡tengamos una cita!

—¿Huh? —Bakugo pasó la vista de su celular hasta el rostro del chico frente a él con una expresión quizás molesta —, ¿qué te hace pensar que aceptaré hacer esa mierda contigo?

El chico soltó una risa mientras aparta la vista. Rostro caliente a más no poder y sudor pegajoso en las manos.

Consideraba un logro haber llegado hasta ahí en una pieza.

—P-pues... —tartamudeó. Bakugo alzó una ceja —, vamos a casarnos dentro de un año, ¿no? Creo que estaría bien conocernos mejor.

El cenizo alzó el mentón para mirarlo, sin llegar a dar una respuesta inmediata. Lo observó de pies a cabeza, quizás buscando alguna sola pizca de flaqueza de su parte, más no encontró nada. Eijiro estaba verdaderamente firme ante su propuesta. E incluso tenía la suficiente determinación, más no valentía, de hacer lo posible para que lograran llevarse bien antes de cumplir con aquel matrimonio arreglado que ambas familias les impusieron.

Katsuki había peleado durante semanas contra sus padres ante la absurda idea de comprometerlo con otro hombre, en especial de alguien a quien nunca había visto en su vida. Pero entendía, aunque odiara admitirlo, que los únicos que podían ayudar el estado económico de su familia eran los Kirishima. El negocio de su madre había estado en pie durante años, y esta repentina crisis solo los había llevado a deudas contra el banco y préstamos de alto costo. Y aunque eso no quitara peso de que habían ofrecido a su propio hijo solo por un poco de dinero, él no podía odiarlos por tanto tiempo, incluso si era el único sentimiento que sabía expresar abiertamente.

Pocos días después había conocido a Eijiro Kirishima, su prometido, en una cena organizada por la familia. El odio irracional que le tuvo durante los dos primeros meses habían hecho del joven Bakugo una furia andante y llena de mal humor. Tan así, que se había negado a cualquier clase de interacción con el muchacho. No le interesaba sus gustos, ni lo que hacía, ni dónde estudiaba. No quería saber ni de los amigos que tenía. Y cuanto menos supiera de su mera existencia, mejor.

Pero el menor de los Kirishima parecía un cabeza dura, porque además de comprender y aceptar que Katsuki no lo quería, le había dado su espacio. Y cualquier cosa que le faltara, Eijiro siempre estaba dispuesto a comprárselo.

Para el tercer mes Katsuki ya se había resignado a la idea de que no había forma de romper el compromiso, por lo que no le quedó de otra más que aceptar a su prometido. Sin embargo, seguía sin tener ninguna clase de interés por conocerlo.

Ya llegando a los cuatro meses, Katsuki descubrió que estar con el pelirrojo no era tan malo. Eijiro era una persona atenta, aunque torpe y despistado —como si eso no fuera peor contradicción—. Sabía cuándo cerrar la boca y parecía entenderlo bastante bien incluso sin conocerse, teniéndole una paciencia casi infinita. Además de que contaba con una sonrisa bonita y el cabello rojo brillante en un peinado extraño y picudo.

—De acuerdo —aceptó finalmente, cruzando los brazos —. ¿Y qué mierda haremos?

 ¿Y qué mierda haremos?

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⏰ Última actualización: Jul 19 ⏰

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30 días OTP || KiribakushimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora