Katakuri nunca había tenido gran preferencia por los animales desde que era un niño, algunos hasta le generaban rechazo por sus complejos en la niñez, y también evitando contar que había tenido una que otra mala experiencia con perros y gatos, cosa rara ya que su esposa era peor, algo así como una loba mística, por lo que en la situación correcta, era como fusionarla con un perro gigante, salvaje y mucho más letal que uno doméstico.
En resumidas cuentas, no le gustaban pero tampoco los odiaba.
Pero siendo padre de un niño de ocho años, debía estar preparado para el gran momento en el que este llegase pedirle tener una mascota... Obviamente no lo estaba y aquello le cayó como un balde de agua fría apenas volver a casa, Butsu se notaba neutra en la situación, puesto que gracias a su infancia en Pesutorī, ella se adaptaba muy bien a cualquier animal presente, por lo que tomar una decisión como esa terminaba recayendo en él.
- Papá, por favor, por favor, por favor -Rogó el niño de rodillas y con la cabeza en la alfombra, vaya que era insistente- Haré lo que sea, me comeré las coles, el puré de zanahoria y no le dibujaré en la cara a los tíos pero por favor papá, quiero un perro.
Mientras que él, sentado en su sillón y de brazos cruzados, pensaba seriamente en las palabras de su hijo, si bien el niño tenía sus momentos quisquillosos y sus travesuras, tenía la misma virtud de su madre, que palabra que decía, palabra que cumplía- Ya lo veremos, si realmente me demuestras que lo vas a hacer, tienes una semana para hacerme decir que sí.
Vió como su niño subía la cabeza y se ponía en pie con total determinación, superaría el reto- ¡Entonces lo haré, seré el mejor en todo y cumpliré con todo lo que dije! -Dicho esto, corrió en hacia su habitación, más que emocionado.
Pasaron unos segundos de silencio, hasta que Butsu, quien le sirvió un poco de té y unos donuts se sentó en el sillón de al lado- ¿Lo dijiste para ganar tiempo porque no querías desmoronar sus ilusiones? -Preguntó, dando en el clavo.
- Nadie me advirtió de esto -Respondió mientras se recostaba, dándole un sorbo a su bebida- No encontraba la forma de decirle que no.
- My love, sé que es difícil no poder darle a Brioche absolutamente todo lo que quiere porque no podemos evitar pensar en cómo repercute eso sobre nosotros, pero a veces... Es mejor que se enoje un poco ahora, a que se sienta lastimado, sabes lo mucho que te adora.
Se pasó una mano por la nuca, sintiéndose culpable- Ya veré qué hago al respecto.
Butsu se sacudió las manos como sentencia final del tema, Katakuri estaba bastante adulto para saber lo que podría pasar, no solo por tema de ser mayor y por ende "más maduro" sino que literalmente podía saberlo con su Haki de observación, aunque también era algo bastante predecible.
La presión sobre el padre no se hizo esperar, puesto que llegó con el Lunes en el que empezarían, su niño realmente estaba cumpliendo con cada palabra dicha por él mismo, apenas volvía de la escuela iba a lavarse y cambiarse, almorzaba y descansaba un poco antes de sentarse a hacer sus tareas sin que Butsu le preguntara, lo único que hacía era ir con ella para verificar si lo había hecho bien, y terminaba por levantar cualquier pequeño desorden que su habitación pudiese tener, y si para otros padres eso no era ir enserio, era porque no solo no conocían a su hijo, sino que también ponía un extra de esfuerzo lo de comer coles, y eso que las odiaba a muerte, pero ahí estaba, mezclando las verduras con otros alimentos de su plato para comérselas sin trampas en frente de sus padres, todos esos compromisos cumplidos eran cosas que su madre aplaudía sinceramente, mientras que su padre lo aprobaba aunque por dentro no paraba de pensar en qué podría hacer cuando la fecha límite llegase.
Así fué hasta el viernes, en dónde una vez terminado su día, el infante fué premiado por su madre con un par de historietas cómicas y las tostadas de maní que tanto le encantaban.
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Sin Importar Nada
FanfictionSerie de One Shots basados en la pareja principal de "Soy como tú".