Problemas escolares

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Katakuri y Butsu son padres, deben criar a un niño pequeño, la honestidad es importante ¿Verdad?

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Estaban teniendo lo que aparentemente era un buen día, no había deberes y Brioche se había ido al kinder acompañado de su prima y su tía, por lo que tenían toda la mañana para pasar tiempo juntos ¿Verdad? Todo iba de maravilla, hasta que cerca de veinte para las doce, sonó el Den Den Mushi de la sala, la morena fué a contestarlo.

- Residencia Charlotte ¿Qué necesita?

- ¿Hablo con la madre de Charlotte Brioche?

- Sí soy yo -Giró la cabeza en dirección a Katakuri, haciéndole una seña de que se acercara a escuchar- ¿Pasó algo con mi hijo?

- Sí, queríamos solicitar su presencia o la de su esposo en las instalaciones de la escuela, Brioche tuvo una pelea hoy y no paraba de mentir al respecto.

- ¿Él pelearse? -Extrañada y un tanto preocupada, miró la expresión de Katakuri que se veía tan confundido como ella- Está bien, iremos ambos enseguida -Dicho esto colgó.

- Pero si no se pelea con nadie... Y tampoco es mentiroso.

- Eso es lo que me sorprende, voy a cambiarme -Ah sí, estaban en sus pijamas.

En dicho centro educativo se veía al pequeño de cabello granate y dientes afilados sentado en la dirección con la cabeza baja mientras sujetaba con fuerza la camisa de su uniforme, la madre del otro niño no paraba de reclamar, mientras la directora se masajeaba la sien ya harta de la situación.

Entonces sonó el teléfono de su oficina.

- Escuela Preescolar Girasoles ¿Con quién hablo?

- Hola es la madre de Brioche, nos encontramos fuera del edificio pero ¿Podría solicitarle un favor?

- Señora Charlotte podría ayudarle una vez entre a mi oficina.

- Es que ese es el problema... No cabemos en el edificio.

- Espere... Iremos afuera.

Al colgar grande fué la sorpresa de los adultos y el otro niño al ver que los padres en cuestión eran casi igual de altos que el lugar, este los superaba pero no por mucho, estaba diseñado para humanos promedio, no para los que se salían de la norma o razas altas.

El pequeño de cabello granate no tardó en correr hacia su madre y abrazarle la pierna, inmediatamente esta lo levantó tratando de que se calmara, el pequeño estaba a nada de ponerse a llorar. Con una mirada severa el padre levantó la ceja con molestia ¿Qué pasó como para que un niño tan extrovertido y nada problemático terminara llorando? Vaya que ambos padres estaban muy pero que muy enojados con la situación.

- Bien directora ¿Qué sucedió con Brioche? Al parecer no solo lo tienen tachado de mentiroso -Aquella voz amable del teléfono se había tornado dura, no estaba de buen humor.

- Hem bueno... Señora Charlotte, Brioche tuvo un conflicto con su compañero, que empezó siendo verbal hasta que...

Y tragándose la cobardía, la madre del otro niño alzó la voz- ¡Pues sucede que tu hijo es un agresivo! -Pese a estar temblando del miedo, parecía querer dar la cara- ¡¿Quién se ha creído he?! ¡Mira lo que hizo ese...! -Puso a su niño frente a ella, mostrando que tenía la nariz rota y estaba despeinado además de sucio- ¡Ese pequeño monstruo es un abusador!

Y por si fuera poco, el padre también tuvo el atrevimiento de alzar la voz- ¿Qué más se podía esperar de un par de bestias? Solo tienen que verse la cara.

Las venas se marcaron en el rostro de los padres, mientras la directora perdía el color, la pelinegra con una "amigable" sonrisa y los ojos casi cerrados por dicha expresión, dejó a su niño en manos de su esposo, antes de agacharse y sujetar a ambos padres como si se tratase de juguetes, ejerciendo presión poco a poco hasta dejarles únicamente la capacidad de respirar.

- Vaya que tienen el descaro y el atrevimiento para hablarle así a las personas que podrían acabar con ustedes de una sola pisada... Ahora, me gustaría escuchar el resto, pero de parte Brioche.

- Mamá... -Un poco apenado y con la cabeza baja miró a su madre, no había razón para mentir- Dije que... Que eras muy grande, y papá también... Mino me dijo que era mentira y... Y que si eras grande era por ser un monstruo horrible ¡Y no lo eres, eres muy bonita! Le dije que pidiera perdón pero se empezó a burlar más, entonces Candy se molestó y la empujó, por eso me molesté mucho y le pegué.

Fué entonces cuando los padres del otro niño palidecieron, esa parte no era la que habían escuchado. Vieron con la morena entre abría los ojos, casi parecía que el vacío de su perdición se veía reflejado en ellos, tragaron con fuerza esperando el final de sus días.

- Sin duda son unos desvergonzados... Usted de señora puede insultarme todo lo que quiera, pero atreva a hablar así de mi hijo una vez más, y le diré que mucha suerte en el hospital, pero para ambos, les faltan al menos tres metros y medio para venir a alzarme la voz, y aún así no vivirían para contarlo, seré piadosa por los niños, ya han pasado suficiente vergüenza frente a su hijo -Dicho esto los soltó, haciéndolos caer sentados- Nosotros ya nos vamos... Ah y por cierto, suerte con mi hermana.

Apenas empezaron a alejarse no tardaron en divisar como grandes he intimidantes llamas rojas emanaban del cuerpo de otra mujer pelinegra, para que después vieran a la pequeña Candy correr hacia ella.

Ayno.

Por otro lado, se veía al trío familiar sentados en un local de helados, el desanimado niño se encontraba sentado en la mesa mientras había un vaso de dicho postre frente a él, aunque fuera su sabor favorito, no se veía bien. Sin saber exactamente qué decir, fué su padre quien tomó la palabra.

- Puedes decirnos lo que pasa.

- Me dijeron que era un monstruo... -Y aunque estuvo aguantando, finalmente rompió a llorar- Que soy horrible y tonto.

- Pero no lo eres -El pequeño volteó a ver a su padre, aunque le molestaba, también le dolía- Brioche, no solo a ti te lo han dicho, a mí me lo dijeron muchas veces por mi cara, me decían que parecía una anguila pelícano, y también lloré, mucho, pero cuando crecí me defendí, y tú lo hiciste hoy, más pequeño que yo, fuiste muy listo cuando hablaste primero, y luego te enojaste más, ahí peleaste por tu mamá y Candy, y eso está bien -Le revolvió el pelo con el dedo, viendo que ahora el niño se notaba más animado- Anda, ahora cómete el helado que se va a derretir.

Con los ojos iluminados asintió enérgicamente, llevándose una gran cucharada a la boca.

Sus papás eran los mejores.

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Ay no me derretí de amor.

Habrá One Shots sobre la vida de padres porque pues... Está bonito ¿Veda? Bueno ahí se ven.

*Le mete una nalgada que le agranda la kola*

¡Bye~ bye~!

Sin Importar NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora