Roto.

I

 
Estaban persiguiendo a Hipno, incluso lograron acorralar al mutante en un almacén cuando el hipopótamo había sacado uno de sus trucos logrando darse a la fuga.

Caminando con cuidado y poniendo atención en cualquier ruido, el joven se adentro más a la negrura, aún cuando el único sonido que podía escuchar en el oscuro callejón eran sus propios jadeos y la adrenalina del separarse de sus hermanos tenía escalofríos recorriendole de arriba hacia abajo.

Negó, no sabía a dónde se había ido Leo, pero Donnie se encontró deseando que estuviera con él, si bien el mutante a veces resultaba ser un oponente fácil, el separarse nunca le sentó bien al caparazón blando. Algo malo iba a pasar, pero el morado no podía poner el dedo en que.

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Separados de dos en dos para poder alcanzar al hipopótamo le había parecido una buena idea, separarse de su gemelo para cubrir más terreno, ahora bien, ese era otro tema.

Sí bien el menor de ellos dos había dicutido que era una opción terrible, Leo lo había despedido y asegurado que todo estaría bien, aunque en este momento se cuestionaba el haber hecho eso.

Ahora aquí estaba, solo, agudizando sus sentidos para poder dar con el criminal y quitarle lo que sea que había robado pero que  su gemelo había dicho que era peligroso

Negó con fastidio y limpió el sudor que escurría por su frente, empezaba a sentirse agitado por todo lo que había estado corriendo. Acercó su muñeca a su rostro, listo para comunicarse con Donnie que era el más cercando de sus hermanos cuando una sombra se irgio ante él.

Sus ojos se elevaron hasta el techo de uno de los edificios y lo vio, los ojos rojos, la sonrisa de lado, algo tramaba y Leonardo sabía que no era nada bueno.

………….

Donatello soltó otro susurro por lo bajo cuando saltó en otro edificio y no lograba captar nada, era como si su oponente se hubiera esfumado en la nada, incluso llamó a Rafa y Mickey para preguntar si habían tenido suerte, pero no, ninguno de ellos se había topado con Hipno todavía.

Otro salto y sus dedos se movieron agilemente en su comunicador para preguntarte a Leo.

–Nardo ¿encontraste algo?

La estática fue lo único que le respondio y sintió como una roca pesada caía en su estómago, el mal presentimiento de antes se multiplicó por diez y masculló una maldición cuando la ansiedad y el miedo se mesclaron en su interior.

–¡Leo, respondeme ahora mismo, esto no es gracioso!–. Pero nada pasó, el comunicador siguió en silencio y Donnie no perdió el tiempo en activar el rastreador–Rafa, Leo no contesta, estoy yendo en su dirección.

–¡Estamos en camino Donnie!

Sin esperar a que su hermano mayor dijera una palabra más, el morado corto la comunicación y se puso en marcha lo más rápido que podía ir.

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Leo observó como el mutante caminaba sin preocupaciones, esa sonrisa confiada seguía en sus facciones y casi podía verlo presumir ser el ganador de la batalla.

–Mira hombre, has esto sencillo para los dos, solo entrega lo que sea que te llevaste y te dejaré ir sin golpearte tanto ¿Qué dices? –preguntó y no pudo evitar darle un giño juguetón.

–Oh relájate–comentó con ligereza el otro, una mano restándole importancia–. Tengo una idea mucho mejor y eres la tortuga perfecta para el trabajo–sonrió.

–No sé de que estas hablando, pero sea lo que sea voy a advertirte algo... si lastimas a mis hermanos–su mano en su espada se apretó y sus orbes resplandecieron en ira–. No dudaré en hacerte daño.