Las Afueras de Orario I

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Orario, ese era mi próximo destino, después de hacer algunos trabajos en los pueblos, al fin me dirijo a la gran ciudad, los pueblerinos me dijeron que anduviera con cuidado ya que siempre rondan bandidos en la zona, si eso llegara a ocurrir no seria problema, unos simples aficionados armados no será complicado, pero lo que mas me causa intriga es que cada vez están mas cerca de lo que pensaba, si que son rápidos en rastrear a su presa, tengo que apresurarme en guardar todo en la carreta e irme antes de que aparezcan.

El viajero apresurado se iría del ultimo pueblo antes de llegar a Orario, no perdió el tiempo en despedirse y con nada de carga en la carreta gracias a las ventas no tendría ningún cuidado en ir a toda velocidad, eran tiempos de grandes lluvias, una gran tormenta se aproximaba y el gran viento arreciaba los campos asustando al ganado de los granjeros. Las gotas de agua anunciaba la llegada de la tormenta, el viajero a las afueras del pueblo se encontraría a un anciano cargando a su nieto en sus brazos.

"Por favor aventurero, ayúdame a llevar a mi pequeño nieto al doctor del pueblo".-Suplicaría el anciano con el pequeño en brazos.

Viajero: (Solo me atrasaría si lo ayudo, pero, se ve muy pálido el chico) ¿Qué le paso?.

Anciano: Mi nieto fue a buscar una vaca que se había separado de las demás, pero no regresaba, cuando lo encontré estaba tirado y con esta mordida en su pierna, te daré todo lo que tenga, pero por favor llévalo al pueblo, este viejo cuerpo ya no se puede mantener por si solo.

El anciano caería al suelo, llorando por la vida de su nieto, suplicándole al viajero, mirando su casco donde solo se miraban esos dos ojos blancos que resplandecían en la oscuridad.

"¿Que hago? Si los ayudo solo me retrasaría, los siento aproximándose cada vez mas, pero, ver a alguien así, a una persona desesperada por ayudar a un ser querido, a un niño, yo..."-El viajero pensaría.

Viajero: Vamos viejo *levanta al anciano* El veneno cada vez mas se expande por su cuerpo, será mejor que nos demos prisa.

"Gracias, muchas gracias, muchas gracias."-No pararía de repetir el anciano en todo el camino.

Al llegar al medico y confirmar que el nieto esta fuera de peligro, el viajero se largo con rapidez que ni siquiera el anciano pudo pagarle el gesto. La tormenta llego, las calles de tierra del pueblo se convertirían en ríos, la familia de el anciano junto con sus nietos e hijos estarían celebrando por sobrevivir a lo sucedido con el Viajero, todo se miraba bien hasta que alguien tocaba a la puerta.

"¿Visitas?, ¿Quién vendría con esta tormenta?, ¿Alguien espera invitados?"-Preguntaría la Madre a toda la familia a lo cual ellos respondieron que no.

Nieto: ¿No será alguien que se quedo afuera cuando llego la tormenta? Como el aventurero que nos salvo al abuelo y a mi.

Abuela: Rápido! Alguien abra esa puerta!!.

El padre iría al llamado de la puerta, al abrirla lo recibiría una gran brisa y unas personas sumamente sospechosas y nada agradables a la vista, ropas negras, muy armados y unos ojos color violeta que resplandecían, sintiendo que te están viendo hasta el alma, a lo cual el padre preguntaría: "¿Necesitan algo?"

El padre iría al llamado de la puerta, al abrirla lo recibiría una gran brisa y unas personas sumamente sospechosas y nada agradables a la vista, ropas negras, muy armados y unos ojos color violeta que resplandecían, sintiendo que te están viendo ...

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Danmachi: El Cazador de Orario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora