Después de que la fría belleza se convirtiera en un pequeño gato de leche

Capítulo 10: Pucheritos.

Mientras Xu Yi hablaba con el dueño de la tienda de comestibles, Lin Xingmo se despertó, sólo que no quiso salir cuando olió el aroma de ese gato naranja.

Sólo cuando entró en el barrio volvió a asomar la cabeza del bolsillo.

Eran cerca de las siete, la hora en que la gente cena, y no había mucho movimiento en el vecindario, pero pudo oír el sonido de frituras y cucharas desde la planta baja.

Levantó la cabeza y vio las estrellas titilando poco a poco en el cielo negro y azul.

Lin Xingmo se recostó tranquilamente en el borde de su bolsillo, sintiendo un poco de hambre.

Cuando llegó a la puerta de Xu Yi, al oler el aroma del arroz que provenía del interior, pudo sentir claramente la producción de saliva y su estómago gruñó...

Eh, ¿dos gruñidos?

Aparte del gatito, Xu Yi, que había estado ocupado toda la tarde, estaba naturalmente hambriento.

Bajó la cabeza, miró al pequeño gato blanco que le miraba, extendió la mano y apretó suavemente sus pequeñas patas de gato y dijo: "Mamá ha vuelto... No te preocupes, seguro que te mantendré".

Dicho esto, sacó las llaves y abrió la puerta para entrar en la casa.

Du Hanrong también acaba de regresar no hace mucho, sólo salió del trabajo a las seis, y ya eran las seis y media cuando regresó a este lado del barrio y tuvo que ir a hacer la compra.

Menos mal que se lo había explicado al vendedor de pescado a la hora de comer y le había pedido que le ayudara a guardar un pescado, a comprar un brócoli y a hacer un plato de huevos revueltos con cebolleta, para que ella y su hijo tuvieran suficiente para comer.

Cuando Xu Yi regresó, todavía estaba ocupada en la cocina.

"Mamá, he vuelto".

Xu Yi la saludo, luego llevó el resto de los globos y cartones a la habitación y los guardó antes de entrar en la cocina para lavarse las manos. "¿Necesitas ayuda?"

Du Hanrong giró la cabeza hacia atrás y estaba a punto de hablarle cuando vislumbró al pequeño gato blanco que asomaba la cabeza por el bolsillo y no pudo evitar detenerse.

Xu Yi se percató de su mirada y se apresuró a sacar el gatito del bolsillo, sonriendo: "Hoy he sacado al gatito conmigo, se porta muy bien y me ayudará".

"Hoy incluso he ganado un dólar más gracias al gatito".

Du Hanrong conocía su colección de chatarra extraescolar y no le pidió que le entregara el dinero que ganaba, sino que le dejó guardarlo para su propio uso.

Gracias a estos ingresos, Xu Yi rara vez pedía dinero a Du Hanrong, a pesar de su corta edad, y aparte de los grandes gastos, como las tasas escolares, ahorraba su propio dinero para comprar material de papelería y libros de ejercicios.

Du Hanrong asintió y no se tomó a pecho sus palabras, después de todo, ¿qué ayuda podía prestar un gatito de un mes?

"Deja el gato, ve a lavarte la cara, el arroz aún no está listo, antes deberías tomar un plato de sopa de pescado para calentar el estómago".

Con eso, levantó la tapa de la olla y buscó un tazón para servir la sopa.

Xu Yi frunció los labios, pero salió obedientemente de la cocina, puso al gatito en la silla del sofá para no pisarlo cuando anduviera por ahí y luego fue al balcón a buscar agua para lavarse la cara.

Cuando regresó, había un cuenco humeante de sopa de pescado sobre la mesa, con dos trozos de pescado dentro del cuenco, y el olor que desprendía le hizo sentir hambre.