II.- Mieczyslaw Hale

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Stiles se encontraba viendo a los lobos entrenar, él se había tomado un descanso además de que sería un poco peligroso entrenar con ellos, sus poderes de nogitsune eran más fuertes que los de ellos.

Recordaba perfecto sus primeros años en la casa Hale, al principio estaba triste pero se dio cuenta de que alguien que en verdad lo amara no le haría tanto daño como lo hizo Claudia. Le revelaron el secreto de los lobos unos meses después ya que Cora se transformó y estuvo cerca de atacarlo en una luna llena pero Derek y Peter la detuvieron; desde ese momento su vida cambio mucho más y cuando sus mejores amigos le dijeron que eran cazadores pero aliados de los Hale no lo podía creer, había estado envuelto en todo eso sin siquiera darse cuenta.

Cuando cumplió los dieciséis años las cosas comenzaron a complicarse, por alguna extraña razón más sobrenaturales comenzaron a llegar al pueblo y no con buenas intenciones, así que con su corta edad se enfrentó a una cazadora loca, una darach, doctores del pavor, mercenarios, humanos locos, una criatura mística y al nogitsune, el último fue el que más consecuencias le dejó ya que uso su cuerpo para asesinar a muchas personas, con la ayuda de la familia Yukimura logró llegar a aun acuerdo con el zorro y ahora yace dentro de él pero no tiene el control sobre él. A pesar de todo lo que sucedió la manada y sus padres, Peter y Noah, estuvieron a su lado apoyándolo y de alguna manera Derek también fue la persona que se quedó a su lado y se convirtió en su amado novio.

— ¡Stiles! — le llamó Allyson mientras lo movía.

— ¿Qué sucede?

— Estabas perdido en tus pensamientos, deberías de concentrarte más en tu entorno. — le regañó la chica mientras negaba con la cabeza.

— Lo siento, estaba recordando unas cosas.

— ¿A Claudia?

— No vale la pena recordarla, esa mujer solo es la que me dio la vida pero quienes me criaron fueron mis padres. Solo recordaba como fue lo del nogitsune.

— No recuerdes eso, no te hace bien.

Me siento ofendido, la chica debería respetarme más.

"No mereces su respeto. Ellos vieron como me convertí en un asesino, puede que tu y yo estemos bien y seamos uno pero ellos no tienen porque tratarte bien. "

— ¿Discutiendo con el zorro? — le preguntó Allyson más tranquila mientras tomaba agua de su botella.

— Debo callarlo.

— ¡Ey! — ambos miraron a los chicos — Vamos a comer en las hamburguesas de Joe. — les dijo Scott con emoción sabiendo que su mejor amigo se levantaría de inmediatamente y es así como sucedió.

— Vamos, Ally. — tomó la mano de la chica y corrió con los demás — Antes dense una ducha que apestan a perro mojado. — dijo Stiles mientras hacía una cara de asco para después sonreír con diversión al ver las cejas alzadas de su novio.

Los lobos suspiraron al igual que Malia, su hermana, mientras que Cora y Kira aceptaron sin problema.

Al entrar a la mansión Stiles corrió al sofá y se sentó entre Jordan y Laura, quienes veían una película, era su día de descanso así que solían no hacer nada.

— ¿Qué sucede, castañito? — le preguntó Laura mientras revolvía su cabello con cariño.

— Voy a esperar a los apestosos con ustedes, vamos a comer hamburguesas del lugar de Joe. ¿Quieren que les traigamos unas?

— Eso sería genial. — le respondió Jordan con una sonrisa adornando su rostro.

Stiles amaba demasiado a la pareja eran prácticamente sus hermanos mayores y siempre lo ayudaban si tenía algún problema.

— Regresen temprano. — comentó Peter logrando que el menor saltara del susto.

— ¡Papá! No hagas eso, soy humano me puede dar un infarto, soy delicado.

— Lo que digas, cachorro.

— Esta bien.

Peter se unió a ellos y media hora después los betas estaban listos, ni siquiera se sorprendieron al ver que Stiles estaba con los mayores. Desde que tenían memoria el humana amaba estar rodeado de ellos y cada momento que tenía prefería pasarlo con ellos.

— ¡Al fin terminaron! Son demasiado lentos. — comentó el humano mientras se levantaba del sofá y se acercaba a ellos.

— Tenemos que estar limpios o sino estarías como mamá gallina detrás de nosotros porque olemos mal y nos darías un sermón acerca de la higiene y responsabilidad. — se quejó Cora mientras los demás asentían de manera seria.

— Eso me ofende mucho, no aprecian las cosas que les digo. — miró a los mayores con un puchero — Papá los chicos no me aceptan, solo quiero cuidarlos. — se quejó.

— Cachorros, nuestro pequeño Stiles solo quiere cuidarlos no le den muchos problemas. — les dijo Peter mirando a su hijo con ternura.

Todos asintieron con una mirada de cariño, era bonito ver como el mayor mimaba al menor. Después caminaron hacía la salida donde se encontraron a los patriarcas Hale.

— ¿A dónde van? — preguntó Thalia con cierta diversión al ver como los menores los miraban nerviosos.

— Vamos por hamburguesas. ¿Les traemos algo? — les preguntó Stiles con una sonrisa adornando su rostro.

— Lo de siempre, gracias pequeño. — le dijo David mientras acariciaba el cabello del humano.

Thalia solo podía sonreír, el pequeño Stiles nunca les tuvo miedo y siempre les regalaba hermosas sonrisas y palabras hermosas, amaban a ese niño y se había convertido en su ancla, si algo le llegara a suceder no sabrían que hacer y el mundo tendría que pedirles piedad porque acabarían con todo.

— Nos vemos en un rato.

Los menores salieron de la mansión entre risas y conversaciones y en medio de todos ellos yacía el castaño que escuchaba con atención a todos para después comentar algo.

— Escuché que Claudia esta de regreso. — comentó Thalia de manera seria cuando su hermano salió a su encuentro.

— Esa perra tiene el valor de volver. No tocará a mi cachorro.

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Los chicos se encontraban en el restaurante de Joe, un hombre robusto de sonrisa amigable, el conocía la mayoría desde que eran niños así que los apreciaba bastante.

— ¿Lo de siempre, chicos? — les preguntó le hombre.

— Por supuesto, todo para todos. — comentó Stiles entre risas.

— Ustedes comen demasiado pero gracias a eso puedo mantener mi negocio.

— Lo mantienes porque tu comida es bueno. — le dijo Scott con felicidad.

Los chicos siguieron hablando hasta que su comida estuvo lista, al salir Stiles se detuvo en seco. Ahí frente ellos se encontraba una mujer castaña que sonrió y se acercó a ellos pero Stiles se giró de manera rápida y se alejó.

— ¿Todo bien, pecoso? — le preguntó Derek preocupado.

— No.  

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