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— Así que... Esta es mi casa. Perdona si hay un poco de desorden — Christopher deja pasar a Haneul a su apartamento, esperando que no haya olvidado algo vergonzoso por allí tirado — ¿Quieres algo para tomar? No tengo refrescos porque no los bebo pero sí jugos, agua...
— ¿Tienes cerveza? — preguntó enseguida.
— ¿"Cerveza"? — pensó unos segundos. Él no es mucho de tomar en casa, por lo general, solo lo hace si sale con sus amigos ya que no es muy fan del alcohol — no, pero puedo pedirlas si quieres. Espera aquí. Ponte cómoda.
El hombre se retiró en dirección a la cocina a pedir un domicilio. Haneul decidió dar un vistazo al lugar: es pequeño, da una vibra minimalista y mayormente los muebles son oscuros. Tomó asiento en su sofá, observando los libros de música y química que habían en los estantes. No tenía nada sorprendente, solo aficiones y gustos, figuras coleccionables y uno que otro instrumento.
— ¿Sabes tocar? — exclamó señalando la guitarra que reposaba en la pared.
— Oh, sí, de adolescente lo hacía bastante, ahora no porque... Ya sabes, soy profesor y eso se lleva mucho tiempo, calificando exámenes, poniendo tareas, ese tipo de cosas — contestó llegando a su lado con un par de botellas, las cuales abrió y le ofreció.
— ¿Vives solo?
— Así es. Te preguntarás por qué no vivo con Hannah y mi sobrina, la respuesta es simple: son mujeres demasiado locas. Prefiero tenerlas lejos a que anden detrás mío queriendo arreglar mi vida amorosa — ella rió. Le dió un trago a su bebida y la miró expectante — ¿puedo preguntarle algo? Ese tal Kai... ¿Cómo es su historia?
La castaña suspiró — nos conocimos hace mucho, salimos una vez y me dí cuenta que era un imbécil de primera, así que lo abandoné antes de que pudiéramos terminar en lo que estábamos. Eso hirió su orgullo y ahora me trata como pudiste ver hace rato en el autocinema.
— Se nota que es un tonto. No debe tratar así a una chica, siento pena por su novia— Haneul se giró hacia él, mejorando su cercanía.
— ¿Y tú... Cómo tratarías a una chica? Me arriesgaré y diré que serías muy caballeroso —analizó con una sonrisa.
— Depende de la situación — ella alzó sus cejas con diversión, haciéndolo reír con pena— ¡no es lo que trataba de decir! a lo que me refiero es... Varía demasiado en el tipo de mujer que sea ¿entiende?
— ¿Y si es una mujer como yo?— El peliazul hizo una expresión pensativa y se acomodó en el asiento, acercándose más, dejando sus rostros muy cerca.
— La trataría como una reina porque eso es lo que es.
Haneul lo miró a los ojos y terminó su cerveza, dejando la botella en el mesón. En silencio, tomó su nuca y lo besó con lentitud, aún así, tenía su pizca de profundidad. La espalda de la mujer chocó contra las almohadas, sin embargo, el sofá no es tan grande que digamos.
— Esto es incómodo, vamos a mi cuarto — ofreció luego de haberse quitado la chaqueta de cuero.
Tomó la mano de Haneul, llevándola a su habitación, en la cual cerró la puerta apenas entraron. Ella volvió a acercarse, uniendo sus labios nuevamente, esta vez en un encuentro más fogoso.
— Siento que esto te está gustando— susurró al sentir un extraño bulto que tocaba su abdomen, soltando una risa cómplice— puedo hacer que te guste más.
Christopher cayó sentado en su cama y, con Haneul dándole la espalda, bajó la cremallera de su vestido rojo. La mujer volteó a verlo y bajó la prenda con una sonrisa, quedándose en una linda ropa interior de encaje color negro.
— For the love of God — exclamó en shock ¿Está soñando o su crush se está desvistiendo frente a él? Si su yo del pasado le hubiese dicho que eso pasaría, se habría reído en su cara.
La mujer rió otra vez y tomó sus manos, invitándolo a tocar. Su piel era bastante suave y blanca, sentía que en cualquier momento podía romperla como una muñeca de porcelana. Era tan perfecta ante sus ojos que quería ponerla en una vitrina como un trofeo de edición limitada.
— ¿Por qué tan callado, profesor Bang? — preguntó subiéndose a la cama, donde se tumbó, mirándolo con gracia. Realmente estaba paralizado — estoy esperando que sea duro conmigo ¿me va a dejar aquí toda la noche?
Christopher pareció reaccionar y de inmediato empezó a quitarse la ropa. Una oportunidad así iamás la iba a perder. Haneul acumuló aire en sus pulmones al verlo desnudo, confirmando que, efectivamente, lo único grande de él no solo era su trasero.
Se mostró bastante inquieta, mordiendo sus labios, con ansias de probarlo. Por lo que no dudó ni dos veces en acercarse a la orilla de la cama y tomarlo entre sus manos, jugando con él. El peliazul puso los ojos en blanco cuando su boca lo envolvió, moviéndose con rapidez.
— Joder, nena — maldició agarrando su cabello corto, acelerando sus movimientos — no te imaginas lo caliente que estoy por tí.
Los gemidos roncos del profesor se escuchan en el cuarto, al igual que las quejas de su amante por ir cada vez más al fondo. Christopher tenía calor, tanto que empezaba a desesperarse, la necesitaba, pero no sin antes hacerla disfrutar.
La tomó del cuello, separándola de su miembro, y la tiró a la cama abriendo sus piernas. Ella recuperó aire asombrada por su fuerza, sin negar que le había encantado ese movimiento tan brusco y grosero. Chris deslizó sus dedos por su abdomen, seguido de sus pliegues, acariciando su intimidad desnuda.
— Profesor, no sea así... — se quejó al notar que quería molestarla. Él sonrió quisquilloso e introdujo dos dedos en ella, haciéndola gritar — ¡p-profesor!
— ¿Esto te gusta, Hannie? — movió sus dedos en ella, sacándolos con prisa, gemía sin parar y sus piernas temblaban.
— Sí, profesor... E-está muy bien — afirmó excitada.
Se inclinó besándola, ahogando sus jadeos en su boca. Descendió por su cuello, dejándole chupones y besos que probablemente no se quitarían en una semana. Haneul rasguñó su espalda cuando tembló en sus dedos, sin poder soportar más.
— Cariño... ¿por qué no nos damos un baño? Dos en uno — la mujer sonrió gustosa con su idea.