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Primavera – 2010

Los rayos de sol daban la bienvenida a un grandioso y nuevo día, y Park Jimin lo sabía. 

Era el día de irse de campamento que organizaba la iglesia a la que frecuentaba ir con su abuela. Había escuchado semanas atrás, en la misma, cuando daban los avisos después de la misa sobre el campamento que realizaban año tras año en la época de semana santa. Donde mostraban a chicas y chicos acerca de la biblia y al mismo tiempo pasaban unos divertidos y sanos días.

A sus cortos 15 años, Jimin era muy tímido, por lo que vio la perfecta oportunidad para poder abrirse un poco ante los demás y dejar la timidez de lado, así que, aquel domingo, donde supo del evento, con paso vacilante pero firme, camino hacia una de las señoras que ofrecían su servicio a la iglesia para inscribirse. 

La emoción le corría por las venas, y como nunca antes, salto de la cama directo al cuarto de baño para tomar una ducha y poner manos en marcha para terminar su maleta. Sería solo una semana la que partiría al campamento, pero debía empacar lo necesario y quizás algunos juegos con los cuales poder compartir con los demás chicos. 

Aunque el castaño fuera un pequeño adolescente, tenía un alma pura e inocente, tenía la esperanza de hacer nuevos amigos y que estos duraran por el resto de su vida, compartiendo momentos únicos y agradables.

— Jimin, ya estas listo? Es hora de irnos — dijo su madre que se encontraba de pie en el lumbral de la habitación. 

— listo, tengo todo — contesto terminando de cerrar aquella maleta deportiva y cargándola sobre su hombro

— Llevas todo? ¿Suficiente ropa? ¿Trusas? —

— Mamá!! — chillo avergonzado ante la pregunta provocando que la mayor soltara una pequeña risa

— Ya, ya, disculpa, olvido que mi bebé ya está creciendo — dio un ligero apretón sobre la mandíbula del pequeño y comenzaron a bajar las escaleras.

El padre de Jimin se encontraba esperando a ambos en la puerta, listos para ir a dejar al menor a la iglesia; ahí se reunirían todos los chicos que irían al campamento. 

Después de unos minutos de un corto recorrido habían llegado al lugar, observando demasiados padres de familia y chicos entre las edades de 13-17 años con maletas a un costado. 

Jimin observaba todo por la ventanilla del auto, viendo si reconocía a alguien que quizás fuese a su escuela, pero los únicos que pudo reconocer fue aquel pálido chico que servía como monaguillo para la iglesia, lo había llegado a ver en las misas que acompañaba a su querida abuela y aquel otro chico extraño de sonrisa cuadrada que algunas veces había visto por los corredores de su colegio. 

— Bien Jimin, antes de bajar del auto a dejarte con los chicos, queremos decirte algunas cosas — dijo su padre atrayendo su atención al frente del auto, el Sr. Park miraba por el espejo retrovisor a su pequeño hijo — tenemos la confianza en ti de que te comportaras adecuadamente.

— Queremos que te diviertas cariño, pero también que seas responsable y no causes ningún problema a la gente de la iglesia, por favor se amable — continúo diciendo su madre 

El chico de cabellos castaños solo escuchaba atentamente a las palabras de sus padres y al finalizar asintió casi de manera desesperada — si, si, me portare bien! —

Y con eso dicho, sus padres soltaron una leve risa ante la emoción y ansias del chico por reunirse con los demás y procedieron a bajar del auto para acompañarlo.

La señora Choi, una de las voluntarias más constantes de la iglesia, comenzó a llamar a todos los chicos para abordar el camión que los llevaría al bosque, y sin más, Jimin se despidió de sus padres de un fuerte abrazo y un "hasta luego", corriendo hacia la fila que se formaba justo al lado del gran camión. 

𝙎𝙄𝙉𝙉𝙀𝙍 | 𝙔𝙤𝙤𝙣𝙈𝙞𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora