Mundos Paralelos: La guerra de los 40 días

Capítulo 3 "TERROR NOCTURNO"

Había caído la tarde en las laderas del monte Red Peak. El ocaso del sol anunciaba el deceso de un día más en lo que antes había sido llamada "la ciudad de los bellos atardeceres". Un hedor penetrante salía de las alcantarillas de la antigua ciudad; podían notarse algunas luces que provenían de fogatas en las calles, cerca del Ayuntamiento y la catedral. Otras luces se asomaban por entre las ventanas de los edificios, sin embargo, iban siendo consumidas por la oscuridad de la noche.

Dom y Dara salieron corriendo del almacén de la vieja clínica San Pedro. Un temor los impulsaba a correr tan rápido como les fuera posible. La noche estaba a punto de caer, y no era lo mejor estar fuera de algún refugio a esa hora, y menos en las calles de la ciudad.

-Necesitamos llegar pronto al subterráneo, no nos quedan más que unos cuantos minutos antes de que la oscuridad caiga por completo - Dijo Dom mirando fijamente a Dara. - Llegar al refugio parece imposible, necesitamos un escondite y pronto, es nuestra única oportunidad - dijo Dom mientras se detenían para descansar un poco.

- ¡Estás loco! El subterráneo está lleno de ellos, es imposible que podamos sobrevivir- Contesto airada Dara.

- Contéstame algo Dara, si estas encerrada durante todo un día en tu cuarto, porque no puedes salir, y de pronto tienes la oportunidad de salir, ¿Qué harías?

- Saldría... eso creo. - respondió Dara.

- ¡Exacto!, ellos saldrán y nosotros entraremos. Vamos apresúrate que ya no queda tiempo.

Quedarse sin refugio, una noche, aumentaba la probabilidad de que la muerte llegaría antes.

El ataque perpetrado por los Oblux y los líderes mundiales había sido la mayor calamidad en la historia de la humanidad. Parecía ser que el lado humano, en sentido racional o principios morales, habían abandonado el mundo. La intención de este inhumano acto, no era el de exterminar a la población mundial de un tajo, eso podría haber sido contraproducente. Su objetivo era erradicar poco a poco la "Plaga" que consumía a este mundo, pero no de la manera que todo mundo pensaría. Las bombas que fueras arrojadas en todo el mundo, no ocasionaron destrucciones masivas; muerte o algo similar. Fue mucho peor.

Los poderosos sabían que no podían comenzar un nuevo mundo, viéndose ante su gente, como monstruos, psicópatas sanguinarios o genocidas. Por ello idearon un plan para que el mundo creyera que todo había sido causado por una falla multifuncional de una de las plantas Biológicas más grandes del planeta, y así, hacer creer a la gente, que ese fue el motivo de tan horrendo caos mundial.

Las bombas arrojadas llevaban en sí, una cepa sintética de la gripe C-H6N6, fusionada con la ya conocida droga MDPV. Este nuevo virus sintético, entro de manera inminente a través de las vías respiratorias de millones de personas, surtiendo un efecto casi inmediato en la gran mayoría de ellos, transformándolos en lo que nosotros conocemos como "amorfos". Así es, los amorfos no surgieron a raíz de una falla nuclear, todo fue planeado por los que ahora son los líderes supremos de las Superium.

Los "amorfos", eran seres humanos ordinarios, que tuvieron un funesto final. Este virus los había convertido en seres irracionales, y más parecidos a bestias salvajes que a humanos. Su fuerza había sido incrementada en un 70%, y sus sentidos se agudizaron hasta en un 85%. Aunque eran completamente carnívoros, no eran zombis ni nada ficticio salido de la mejor mente de ciencia ficción hollywoodense, era algo peor y real. Su intelecto rosaba lo salvaje, y lo único en lo que pensaban era en alimentarse de toda clase de carne que estuviera disponible, inclusive, la carne humana.

Ante todo esto, los que no habían sido transformados por este virus, habían huido y se habían refugiado en lugares aledaños a las grandes ciudades. Con el paso del tiempo, suburbios para sobrevivientes habían sido construidos por los Líderes Superiores, tratando de mostrar misericordia hacia los más infortunados de los hombres, y según ellos, dignos de conmiseración. Esa era la imagen que mostraban ante la nueva sociedad.