Es acaso el placer.

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Es acaso el placer de entro los placeres
el recorrer tu cuerpo lentamente
al compás de la pasión benevolente.

Empezar con un beso en la mejilla
recostarte sobre el sofá de la sala donde disfrutábamos del té meses atrás
continuar con un tierno beso, primero en los labios, luego en el cuello y luego como un loco bajo hacia un sueño.

Deslizo una mano por debajo de tu blusa, mis dedos, aventureros y traviesos, como sueles llamarles en ocasiones como está.

Empieza ha hacer calor, la ropa empieza a sobrar
prenda por prenda, van desfilando hacia algún otro lugar.

De lado a lado recorren mis manos
segundos después botón por botón han desabrochado ,la blusa del color favorito de ambos
voy retirando lenta y sútilmente.

Atrevido beso por entre tus senos, tu brasier de un color que me apasiona
ha sido víctima de mis aventureros y traviesos dedos
el broche he soltado y tu brazier he retirado, me encuentro extasiado y cada movimiento debe ser sutilmente acertado.

Seguimos sobre el sofá, en una utópica combinación de besos y caricias
la camisa negra que traía puesta, ha sido atacada por tus delicados e ingeniosos dedos.

Traías unos jeans a la medida que me volvían y aún me vuelven loco
fue un placer querida que el jean a la medida, haya sido hábilmente retirado
mi pantalón yace sobre la alfombra, mis manos vienen y van por encima de tu piel.

Algo agitados pero con ganas de más, aún sobre el sofá te abrazo y te levanto en hombros
tus piernas entrelazadas a mi cintura y tus brazos en mi cuello.

En un vaivén de besos, te llevo a nuestra habitación
y seguimos agitados pero felices.

Anécdotas de un poeta menorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora