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Busque con mi mirada el salón doce, era donde me estarían dando la clases de Dominio sobre las cosas vivas. Era una clase que básicamente me enseñaría todo sobre gobernar un reino y según lo que tengo entendido, estaré compartiendo clase con chicos que de igual manera tendrán algún día a su cargo un reino.
Entre al aula y me senté en los últimos lugares, saque el celular que Jay me había regalado y empecé a jugar los juegos que me había descargado con ayuda de Carlos. Pasaron varios minutos, hasta que sentí como alguien se sentaba a mi lado, mire a esa persona y me tope con un cabello rubio casi blanco, ojos azules y una sonrisa amable, asco.
No soporto a las personas rubias y amables.
Me recuerdan a Alicia.
—Hola, tu eres Reed ¿No?—El chico me tendió su mano en un saludo—Soy Alister Kingsleigh Arendelle, hijo de Alicia y de la reina Elsa.
Oh, genial.
Debí ser vidente.
—Reed De Crims Time—Pronuncie sin tomar su mano y el la bajo—Hijo de la Reina Roja y del Tiempo.
El tipo sonrió y asintió.
—Mucho gusto, espero y nos llevemos bien—El me sonrió y yo hice una mueca—
—¿Por qué me hablas? No me mal entiendas pero, bueno, en realidad no me importa lo que tú entiendas y tú opinión—Hice un ademán con mi mano—Pero, creí que me odiarias, ya sabes, por lo que pasó entre tú madre y la mía.
Alister se encogió de hombros.
—Nosotros no somos nuestras madres Reed. Sus problemas no son los nuestros—Me dijo y yo lo mire reflexionando en lo que me había dicho—
Aquello, aunque me costará admitirlo, era cierto. Los problemas de nuestras madres no tenían por qué convertirse en los nuestros y tampoco tendríamos que odiarnos solo por qué ellas lo hacían.
Le sonreí un poco y el de igual manera lo hizo, en ese momento la maestra entro y detrás de ella los demás alumnos.
—Bienvenidos a la clase Dominio sobre las cosas vivas—Dijo la maestra escribiéndolo en el pizarrón—
En ese momento la puerta del salón se abrió bruscamente y por ella entro Ben, mi mirada rápidamente e inconscientemente recorrió su cuerpo. Estaba vestido con un traje casual azul y su cabello estaba algo despeinado, además de que se veía agitado por correr.
Hermoso.
—Pase Joven Bestia—Dijo la maestra y el asintió mientras le agradecía—
Nuestras miradas se encontraron y el me sonrió, camino hasta la banca que estaba adelante de mi.
