Capítulo 2

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—Gulf —susurró Mew, notando su expresión estupefacta y, aunque todo su ser le pedía hacer algo para disminuir el dolor, sabía que todo estaba perdido.

—Sácame de aquí —fue la respuesta con voz temblorosa.

Mew no lo dudó y, como si sujetar el brazo de Gulf fuese suficiente para orientarse, se dejó guiar por la luz de la ventana de la cocina, pero al ver a su madre ahí, se detuvo.

—No, Mew, llévame lejos, por favor.
Se desvió hacia la puerta que daba al jardín y desbloqueó las puertas de su vehículo, esperando que Gulf entrara para acelerar hacia la salida.

—Lo siento, Gulf, lo lamento mucho —murmuró, mirándolo de reojo, pero parecía perdido en el paisaje nocturno que corría veloz por la ventana— deberías avisarle a mamá, se asustará cuando note que no estamos.

—Yo… —sacó el celular de su bolsillo y marcó poniendo el altavoz— ¿Mamá?

—¿Es Mew el que salió? Lo llamo a su celular, pero no contesta.

—Lo lamento, mamá, vamos a un bar cerca, tenemos mucho tiempo que no conversamos.

—Bou preguntó por ti.

—Creí que estaba durmiendo, le iba a dejar un mensaje, pero tú puedes explicarle.

—Lo haré —se detuvo en un suspiro— ¿Estás bien, hijo, te escucho diferente?

—Excelente, mamá —dio una mirada a Mew, el único testigo de su verdad y simuló una sonrisa que no llegaba a sus ojos— gracias por la cena, fue agradable compartir con la familia.

—Está bien, sólo recuerda que puedes confiar en mí, buenas noches, hijo, tengan cuidado.

Mew se detuvo en el bar más cercano, pero miró a Gulf antes de decidirse a entrar.

—Es ella —murmuró, mirando nuevamente la pantalla del celular— dice que debí avisarle —una risa nerviosa atravesó su garganta— que se pudra.

—Lo siento tanto, Gulf —Mew estiró el brazo para tocar el hombro de su amigo, pero este abrió la puerta con brusquedad.

—Será mejor que entremos.

El lugar estaba relativamente vacío, considerando la hora y la fecha, pequeñas calabazas con velas adornaban cada mesa y el mesero les sonrió, ocultando sus rasgos con un antifaz.

—Si llegan reporteros, sabremos que fuiste tú —advirtió Mew, conocedor de lo que la fama podía hacer a sus vidas privadas— tráenos un par de cervezas, por favor.

Esperaron en silencio, Mew no sabía qué decir y Gulf parecía luchar con todas las palabras que venían a su mente.

—Me siento un mal amigo —dijo por fin, mirando a Mew directamente a los ojos— te estás tomando un tiempo con tu esposa y yo no sé nada, no hemos hablado en semanas y todo ha sido tan superfluo últimamente ¿Qué nos pasó?

—Lo siento mucho —volvió a decir, empuñando sus manos, porque qué podría explicarle, que se había alejado deliberadamente, que cuando se encontraban sólo hablaba cosas sin sentido porque nada parecía digno de la verdad y esta noche…

—Sigues disculpándote —la expresión feroz de Gulf le hizo contener la respiración— ¿Sabías algo?

—No —sacudió las manos rápidamente y endureció la mandíbula, porque el deseo pedido a la luna hace momentos y Gulf enterándose de que su esposa lo engañaba sí eran su culpa— nada de eso, yo sólo salí a dar una vuelta y los había visto recién cuando me encontré contigo —respiró hondo— de todos modos ¿Qué hacías ahí?

Verdad o Reto - MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora